Las cenas de Navidad como lo son la Nochebuena y la Nochevieja implican, como no podría ser de otra manera en España, una gran oferta con vinos con denominación de origen español. Sin embargo, dependiendo de a qué hora se celebre la festividad, esto es, si es una comida informal con amigos o si, por el contrario, se trata de una reunión familiar.
En cualquier caso, y por increíble que parezca, no hay que gastarse una barbaridad de dinero para sorprender a los comensales. Es más, algunas opciones vinícolas residen en las vitrinas de los supermercados. Tanto es así que la OCU acaba de publicar una selección de 31 vinos tintos de crianza con 13 denominaciones de origen "de bodegas muy conocidas" que se pueden adquirir en las principales cadenas de distribución alimentaria de nuestro país.
Justo en este sentido, de entre los tres mejores vinos tintos que considera la OCU, elaborados con uva Tempranillo, se encuentra Prado Rey Origen 2021, Marqués de Cáceres, crianza 2019 y Viñas del Vero, crianza 2019. Ahora bien, yendo un paso más allá, ¿cuál es el que hay que utilizar de cara a las celebraciones navideñas?
La temperatura del vino
La temperatura del vino es fundamental para la correcta percepción de sus características. Como explican en Bodegas Vivanco, dependiendo del tipo de vino que vayamos a degustar, la temperatura ideal para su consumo variará. La temperatura óptima para servir el vino es aquella en la que podremos apreciar todos sus aromas y matices. Así que habrá que conocer la que corresponde al vino que tenemos entre manos.
- Vinos de autor: se deben servir entre 14 y 18°C
- Tintos reserva y gran reserva: entre 16 y 18°C
- Tintos de crianza: entre 14 y 17°C
- Tintos jóvenes: entre 12 y 14°C
- Blancos con crianza en barrica y vinos dulces: entre 10 y 12°C
- Rosados y blancos jóvenes: entre 7 y 10°C
Descorchar la botella
No se necesita emplear mucha fuerza ni ser un experto profesional para descorchar correctamente una botella. Sólo se necesita un buen sacacorchos, aunque hay formas alternativas. Los más cómodos son lo que incorporan un sencillo sistema de palancas en dos tiempos y un corta cápsulas.
Hay que intentar no mover mucho la botella. Se trata de evitar que las posibles partículas o posos que tenga el vino queden en suspensión. Además, debemos cortar la cápsula de la botella por debajo del reborde de la botella justo por debajo de la boca. Se trata del recoge gotas.
Habrá que clavar el sacacorchos en el centro del corcho, para evitar que se rompa. Y ojo, nunca hay que atravesar el tapón por completo o nos arriesgamos a que caigan restos de corcho al vino. Al hacer fuerza, se debe conseguir que el corcho gire, para que entre aire en la botella (eso nos ayuda a sacar el corcho). Luego solo queda limpiar el cuello de la botella.
Decantar el vino
Decantar un vino es pasarlo de la botella a otro recipiente, el decantador. Este paso no va a ser necesario en la mayoría de las ocasiones. Simplemente se necesita oxígeno, y por ello se decantan, los vinos de más edad, como los Reserva o Gran Reserva. El cierto aroma a humedad que pueden desprender desaparece tras unos minutos de contacto con el aire.
De ese modo se puede percibir todo lo bueno que ese vino ha generado con los años sin que la humedad lo impida. Además, en el fondo de las botellas de los vinos con muchos años suelen aparecer posos. Estas partículas precipitadas no son malas, pero pueden molestar a la hora de disfrutar del vino. Si se decanta ese vino, contribuye a que los posos no estén en suspensión sino que queden en el fondo de la botella, lejos ya de nuevo recipiente.
¿Cuánto tiempo dura el vino después de abierto?
No hay una respuesta fija y absoluta, y sobre todo depende de las condiciones de almacenamiento, siempre teniendo en cuenta que una vez abierta, una botella de vino empieza de inmediato a oxidarse. Una de las claves es no tirar el corcho. De hecho, se recomienda colocarlo cada vez que acabamos de servir.
El corcho es lo suficientemente denso para mantener fresco el vino sin sellar por completo el aire. En caso de disponer del corcho porque se ha roto o extraviado, se puede recurrir a un tapón reutilizable, o a un trozo de plástico con una goma para que el vino no coja mal sabor por un exceso de oxígeno.
Además, se recomienda guardar el vino en la nevera, donde estará más protegido de la luz y el calor. Bien refrigerados, la mayoría de tintos y blancos duran entre dos y cinco días sin que su sabor se altere.
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