El récord estaba estipulado: 237 croquetas en menos de 3 horas. Solo de Croquetas ha vuelto a celebrar como cada año el concurso en el que buscan a la persona capaz de superar la ingesta de 236 croquetas que Patxi Bollo consiguió en 1936. Ahora, ya hay nuevo nombre en lo alto de la tabla con la mejor marca. Y, es que, si ya en España hay un gran fervor ante este alimento, este joven murciano de 30 años se puede considerar un verdadero amante de estas bolitas empanadas y fritas que se pueden preparar de diversos sabores.
Valentín Carrasco, el hombre capaz de ingerir 237 croquetas
Así es como se llama este joven procedente de Murcia, el que ha batido una nueva marca y conseguido una recompensa económica por ello. El restaurante madrileño, Solo de Croquetas, conocido por la diversidad de sabores que ofrecen en su local, ha celebrado esta nueva edición con la promesa de 1.000 euros. Y casi sobre la bocina, Carrasco logró engullir las 237 croquetas estipuladas de 25 gramos cada una. Fueron 2 horas y 55 minutos las que tardó en comer 5,92 kilogramos de croquetas.
Una cifra estratosférica comparada con la que los otros contrincantes lograron hacerse. La segunda posición fue para un madrileño de Valdemorillo, Adrián Ortega. Este logró ingerir la cantidad de 182 croquetas y los 4,55 kilogramos. Mientras tanto, el tercer lugar lo ha ocupado un canario de 26 años con 130 croquetas y 3,25 kilogramos
No es la primera vez que Valentín Carrasco logra hacerse con un premio o una buena cifra en esto de comer a contrarreloj. Y, es que, este youtuber amante de los récords ya lograba hacerse el año pasado con el reconocimiento a la única persona capaz de comer 16 sobaos en 8 minutos, cuando la cifra a batir en el II campeonato mundial de comedores de sobaos de Ambrosero (Cantabria) era de 10.
La historia de Patxi Bollo
Para conocer la historia de Patxi Bollo hay que retroceder hasta 1936. Es una de esas narrativas que parecen de leyenda y de la que tampoco ha trascendido muchas más información de la ya propia conocida. Dicen de este hombre que trabajaba de carretero en una fábrica de cerveza en San Sebastián (Guipúzcoa), pero además era miembro de una sociedad gastronómica llamada Istingorra.
Fue desde ahí cuando le encomendaron llevar a un domicilio particular un banquete de la sociedad. El olor que desprendían estas croquetas era tan bueno que Patxi no logró aguantar las ganas de comerse las 236 que había, convirtiéndose en ese momento en un 'gran héroe' para los amantes de este manjar. Y para él, eso solo fue el aperitivo antes de la cena.
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