Adoquines del Pilar, los caramelos españoles gigantes que se tardan horas en comer

Adoquines del Pilar
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Adoquines del Pilar

Parece que se ha perdido la costumbre de comprar souvenirs. De venir cargados de regalos típicos de la ciudad que visitas para tus amigos o para la familia. ¿Quién compra ya imanes? ¿Y camisetas de recuerdo? Parece que con las fotografías que nos llevamos en el teléfono ya tenemos suficientes recuerdos. Y se nos olvida lo mucho que significa para alguien recibir algo de ese lugar que han visitado. Sí, hemos dejado atrás los imanes o los llaveros, pero parece que llevarse algo típico del lugar de origen en la maleta es algo que seguimos haciendo.

No falla algo de aceite, quizás una botella de vino. Quizás unas latas o quizás unos dulces. Un bocado exquisito que nos haga viajar con el paladar. Pero sobre todo, un bocado con historia, algo que sea tradicional. Uno de esos souvenirs que no fallan son los adoquines del Pilar, un caramelo que quizás no has probado pero que tienes en la mente, porque son -casi- mundialmente conocidos.

La historia de los adoquines: nacieron en 1928

Los adoquines del Pilar, como te podrás imaginar, son típicos de la ciudad de Zaragoza. Son unos caramelos que nacieron en 1928, en la localidad aragonesa de Calatayud, cuando el empresario Manuel Caro los inventó. Ahora es la tercera generación quien sigue esa tradición, revalidando el puesto de estos adoquines como uno de los caramelos más famosos de España. "Somos la tercera generación de la familia Caro. Somos los fabricantes de las tradicionales Frutas de Aragón, que consisten en una esmerada selección de frutas confitadas bañadas en cobertura de chocolate negro. Del amplio surtido de frutas nos hemos especializado en las cerezas, que maceramos en licor de marrasquino antes de cubrirlas de chocolate. También en las delicias de naranja y limón, en los guirlachicos… Podría seguir… Pero es bien conocida la fama que tienen los adoquines del Pilar, que los encontramos en diferentes tamaños y con la imagen de la Virgen del Pilar, que van acompañadas de las conocidas coplas, que se coleccionan", explica a 20minutos Jose Caro, nieto del fundador de estos caramelos ya icónicos.

Gran tamaño: pueden alcanzar los 500 gramos de peso

Lo que han hecho famosos a estos adoquines es su gran tamaño, que puede alcanzar los 500 gramos de peso. "El porqué de este tamaño es por la similitud de los adoquines que había en las calles de Calatayud y Zaragoza, los aragoneses competían para ver quien los hacías más grandes, esa era la gracia", subraya Caro. Su popularidad creció, valga la redundancia, gracias a esta singularidad. "Su popularidad se debe a la curiosidad de su tamaño. Desde hace muchos años es un artículo estrella, junto a las frutas de Aragón. Es un regalo de nuestros visitantes de otras provincias y países, y las coplas que hay en su interior lo hacen más atractivos".

El secreto: un caramelo duro como una piedra

Caramelos adoquines
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Como te puedes imaginar, comer un caramelo tan grande no es tarea fácil. Evidentemente, no cabe en la boca. "¿La manera de comerlos? No hay ningún secreto ni fórmula mágica, o lo rompes o lo chupas poco a poco, depende del tamaño". 

Un martillo puede ser una buena opción de romperlo, así que si vamos en coche -porque hay aragoneses que los compran para el camino-, chuparlo es la única opción de disfrutar de él. La expresión 'dura como una piedra' no podría definirlo mejor. Respecto a sus sabores, existen varios: fresa, naranja, limón y anís. "Elegimos estos sabores para hacerlos más frescos y al gusto de la mayoría. Además, incorporamos el sabor de anís porque es una demanda que nunca ha desaparecido. Alguna vez se ha sustituido por piña… Pero no tuvo la aceptación prevista", recalca Jose Caro.

Un caramelo que no pasa de moda

A pesar de ser un caramelo que dentro de pocos años cumplirá los 100, no ha pasado jamás de moda. Aunque nosotros sí hemos cambiado. ¿Antes comíamos más caramelos que ahora? "Evidentemente todo cambia: los gustos de los caramelos, los sabores… E incluso el tamaño. De ahí que aumente la curiosidad y la originalidad de este producto. De hecho, nosotros mismos hemos fabricado un adoquín de menor pequeño, lo que sería un caramelo normal, y que hemos llamado adoquín mini".

Pero no solo este tamaño es lo que ha hecho de este caramelo conocido. También son estas coplas, que nos recuerdan que son algo de toda la vida, algo que nos hace apreciar este caramelo todavía más. "Quisimos incorporar jotas o coplas desde los inicios. Reconocidos compositores de jotas aragonesas las hacen para nosotros. Al principio eran ‘jotas de picadillo’, pero ahora tenemos la piel tan fina… Son coplas graciosas, románticas o alusivas a los aragoneses y el campo”, defiende el nieto del fundador. 

El día más importante para estos adoquines es el 12 de octubre, souvenir imprescindible en la visita a la ciudad, pero es un dulce qué por suerte, se vende todo el año. Es fácilmente reconocible, no solo porque aparece la Virgen del Pilar, sino porque el envoltorio se parece al cachirulo, el pañuelo típico de Aragón.

Quisimos incorporar jotas o coplas desde los inicios

¿Para comprarlo? Hay que acudir a la tienda El Maño, como se hacía antaño. ¿Por qué cambiar algo del pasado que está bien? Entrar en este comercio es como retroceder años atrás, aunque es lo que también nos hace apreciar la longevidad de este caramelo. Respecto al futuro, ¿algún proyecto que contar? Jose Caro es firme pero misterioso: “Siempre”. ¿Habrá que leer alguna copla, como si de un mensaje de galleta china se tratara, para adivinarlo?

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