¿Quién fue Griselda Blanco? Sofía Vergara interpreta a la "reina de la cocaína" en la nueva serie para Netflix

El 25 de enero llega ‘Griselda’ a España, la miniserie protagonizada por Sofía Vergara que cuenta la historia de una de las narcotraficantes más sanguinarias de Colombia.
La vida de Griselda Blanco (izq.) ha sido llevada a la pequeña pantalla gracias a Sofia Vergara
La vida de Griselda Blanco (izq.) ha sido llevada a la pequeña pantalla gracias a Sofia Vergara
Cinemanía
La vida de Griselda Blanco (izq.) ha sido llevada a la pequeña pantalla gracias a Sofia Vergara

Hace ya más de un año que se difundieron las primeras fotografías de Sofía Vergara como Griselda Blanco. “¡No la había reconocido!”, se sorprendía un usuario de Twitter. “Qué transformación tan increíble. Estoy deseando verla brillar como la narcotraficante Griselda Blanco”. Pese a que su ocupación ya insinuaba que, quizás, Griselda no era precisamente un modelo de empoderamiento femenino, no hay mucho espacio en la vida de la llamada “viuda negra” de Medellín para el brillo. Ni siquiera, aunque la interprete la estrella de Modern family.

Griselda Blanco nació en Santa Marta en 1943, es decir, en el año séptimo antes de Pablo Escobar, y ni siquiera es esta la primera vez que su turbulenta biografía inspira una ficción: Catherine Zeta-Jones, con guion de David McKenna (American History X), interpretó a la reina de la cocaína en un telefilme inencontrable. 

Catherine Zeta-Jones como Griselda Blanco
Catherine Zeta-Jones como Griselda Blanco
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Sin embargo, la historia de Griselda ha sido opacada por la del patrón del mal: en la serie colombiana sobre Escobar, su personaje aparece con el nombre de Graciela Rojas. Se tomaron, así, precauciones para evitar una posible denuncia de la propia Griselda, que aún vivía. Fue en vano: poco después de que la serie se estrenase, un motociclista le disparó a la cabeza cuando salía de una carnicería. La reina, de 69 años, hacía ya mucho que había abdicado.

La viuda negra

Aunque Griselda nunca pasó del metro y medio de estatura, no puede decirse que, en algún momento de su vida, haya sido pequeña. Desde pequeña, la pobreza la empujó a robar carteras y a prostituirse, y según un antiguo amante, secuestró a un niño y pidió una recompensa. Ya fuera porque los padres del chico no llegaron a reunir a tiempo la cantidad que Griselda exigió, o porque recurrieron a la policía, la que llegaría a ser la reina de la cocaína empuñó una pistola y se deshizo de su primera víctima. Griselda tenía, por entonces, 11 años.

Griselda Blanco, junto a Pablo Escobar
Griselda Blanco, junto a Pablo Escobar
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En cuanto tuvo un par de pesos, Griselda huyó de su hogar y se instaló en Medellín. El novio de su madre abusaba de ella. Antes de cumplir los 21, ya tenía tres hijos y estaba casada con un delincuente habitual, del que acabaría divorciándose y, según algunos, a quien ordenaría matar. Alberto Bravo sería su segundo marido, y el responsable de introducirla en el narcotráfico.

A partir de entonces, Griselda viviría a caballo entre los Estados Unidos y Colombia. La guerra de las drogas de Miami, que enfrentó a los cárteles colombianos (liderados por el de Medellín) con la DEA y el FBI acababa de estallar, y Griselda quería un asiento de primera fila. Descubrió que hacer dinero se le daba bien. Vendía, extorsionaba, trataba con los intermediarios, amenazaba a los morosos, organizaba complejos sistemas para blanquear los beneficios y eludía, una y otra vez, las pesquisas de la policía. 

Griselda Blanco
Griselda Blanco
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Entre tanto, gastaba toneladas de dólares en ropa y caprichos que lucía con impune mal gusto. Sin embargo, no despilfarró lo suficiente como para no advertir una fuga de dinero que apuntaba hacia su segundo marido. Casualidad o no, poco después, Bravo fue emboscado por unos sicarios y cayó asesinado. Nacía, así, su apodo de “viuda negra”.

La madre de Michael Corleone

Griselda Blanco se sentía tan orgullosa de su gremio que llamó a su último hijo Michael Corleone. En el acmé de su fama, Griselda se convirtió en uno de los rostros más sanguinarios del narcotráfico: la protegían Los Pistoleros, un grupo de asesinos que sólo admitía en su seno a aquellos que, tras matar a una persona, probasen el crimen mutilando alguna de sus extremidades y se la mostrase a sus futuros compañeros. Las calles se llenaron de cadáveres a nombre de Griselda. Por supuesto, sus siguientes maridos se contaron entre los caídos.

Griselda Blanco junto a su hijo Michael Corleone
Griselda Blanco junto a su hijo Michael Corleone
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Pablo Escobar, que por entonces comerciaba con marihuana, se cobijó bajo el ala de Griselda, que detectó en el por entonces anónimo traficante un inquietante talento para el delito. Las ganancias de Griselda ascendían a los 80 millones de dólares mensuales cuando la policía, por fin, la atrapó. Se pudo probar que había estado implicada en la venta y distribución de droga, y la condenaron a 15 años de prisión. Sin embargo, su sentencia se ampliaría cuando uno de los Pistoleros, acorralado por un juez, se ofreció a declarar en contra de su antigua jefa y le imputó tres asesinatos. En conclusión: 20 años en la cárcel. 

En 2004, el mismo año en que murió el auténtico Vito Corleone (o sea, Marlon Brandon),  Griselda fue puesta en libertad debido a su delicado estado de salud (sus pulmones, castigados por décadas de tabaquismo, estaban a punto de rendirse) y deportada a Colombia. Allí intentaría desempolvar su corona de reina de la cocaína, pero los que se habían hecho con el trono durante su ausencia no estaban dispuestos a compartir el botín. 

Una tarde de septiembre, Griselda visitó su carnicería de confianza para comprar un buen pedazo de osobuco y un sicario hizo con ella lo que Griselda había ordenado antes que hicieran con tantos otros: la fulminó de un balazo en el cráneo y, después, a paso tranquilo, caminó hasta su motocicleta y se marchó. 

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