'Love & Death': el intenso true crime de HBO Max saca lo mejor de Elizabeth Olsen

La miniserie es un retrato fiel, metódicamente ejecutado, de uno de los crímenes más polémicos del estado de Texas.
'Love & Death'
Fotograma de 'Love & Death'
Cinemanía
'Love & Death'

Acaba de emitirse en HBO Max el último capítulo de su nuevo true crime protagonizado por Elizabeth Olsen y creado por David E. Kelley (Big Little Lies, The Undoing, The Calling), Love & Death. Esta miniserie, de 7 episodios está basada en un crimen real ocurrido en 1980 que sacudió a la opinión pública por los macabros eventos que se narraban y lo extraordinario del juicio, tomando derroteros absolutamente fuera de lo común como la participación de un terapeuta experto en hipnosis.

Candy Montgomery era una devota y dulce ama de casa, sin duda la mujer más popular de su parroquia. Querida y respetada por todos, tenía una buena familia y amigos, pero se aburría en su matrimonio. Un día, Candy decide tener una aventura con Allan Gore (Jesse Plemons), también de su parroquia. Tras varios acercamientos, Allan accede a tener un affaire con Candy, pero pronto su aventura empieza a tener consecuencias en su vida matrimonial y acaba desembocando en un final trágico.

Esta adaptación lleva tiempo gestándose y, aunque ha habido varias idas y venidas con el casting, finalmente ha salido a la luz con su primer episodio emitido el pasado 27 de abril. El resultado es un magnífico true crime llevado a cabo con una crudeza, una proximidad a los personajes y una narrativa que permiten construir una tensión que poco a poco va creciendo, hasta obligarnos a mantener la respiración en su último capítulo.

Elizabeth Olsen y Jesse Plemons

En sus inicios se hablaba de que Elisabeth Moss (El cuento de la criada) encarnaría a la protagonista, pero finalmente el papel fue para otra Elizabeth, Olsen en este caso, y la decisión no ha podido ser más acertada. Aunque no lejos de un registro que ya la hemos visto interpretar (el papel de ama de casa perfecta en Bruja escarlata y Visión), aquí Olsen brinda una interpretación arrolladora en cada capítulo. 

Desde representar a la dulce parroquiana entregada a la vida comunal, hasta su picardía en los capítulos en los que mantiene su aventura extramarital y, por último, su frialdad y desesperanza en el desenlace de la serie, es una interpretación magistral que sujeta por sí misma gran parte del interés de la serie.

Tampoco hay que dejar de lado una muy brillante actuación de Jesse Plemons y, sobre todo, a Tom Pelphrey (Ozark, Outer Range) en su papel como el abogado Don Crowder, una grandísima sorpresa de los últimos capítulos que engancha con su carisma y soporta la tensión de esa recta final en la que la serie se transforma en un drama judicial.

Sí, ya hay otra miniserie sobre este mismo acontecimiento en Disney +, que además es muy reciente. Por ello, para muchos esta será una producción innecesaria, sin embargo, la inteligencia con la que Kelley ha dibujado la historia y la espectacular interpretación de Olsen le dan valor por sí mismas a esta versión.

Un juego con consecuencias extremas

Candy Montgomery se da cuenta de que su vida matrimonial la aburre, entonces, un encontronazo con su vecino Allan Gore durante un partido de vóleibol de la parroquia hace que, por alguna extraña razón, empiece a desearlo. Lo extraño del asunto es el poco atractivo de este y lo muy diferentes que parecen sus personalidades. 

Este primer acercamiento al personaje de Candy nos hace verla como una persona extremadamente caprichosa, pero también convencida de lograr sus objetivos. El personaje tiene un magnetismo especial que además contrasta con los papeles masculinos, pasivos y parsimoniosos.

Decidida a tener su aventura, Candy se acerca a Allan para exponerle su idea y, tras las dubitaciones iniciales de este, terminan por establecer una serie de reglas y líneas rojas para dar comienzo al romance. Tras varios encuentros, la aventura toma la forma de una bonita relación y sus quedadas se convierten en un espacio de complicidad y cariño en el que ambos pueden expresarse abiertamente.

Jesse Plemons en 'Love and Death'
Jesse Plemons en 'Love and Death'
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Muchas de esas conversaciones girarán en torno al descontento con sus parejas: Candy siente que Pat (Patrick Fugit) es un mueble más en su casa; Betty (Lily Rabe) y su carácter dominante mientras tratan de concebir un hijo agobian a Allan y hacen que se sienta cada vez menos atraído por ella. 

Ese descontento de ambos con sus parejas es lo que les impulsa a buscar cariño en otra parte, en otra persona. Lo que empieza como un juego, termina por hacer mucho daño a su entorno y, cuando es el momento de parar, ya es demasiado tarde.

Elizabeth Olsen en 'Love & Death'
Elizabeth Olsen en 'Love & Death'
Cinemanía

Durante los primeros capítulos nos adentramos en esta disyuntiva matrimonial en la que podemos ver cómo se dibujan los personajes y sus conflictos, pero todo parece demasiado inocente. Es solo a partir del tercer capítulo cuando la serie se transforma totalmente para alcanzar el clímax en los dos últimos capítulos.

El juicio que hizo que EEUU contuviera la respiración

Sin duda alguna, lo mejor de Love & Death es su capacidad para construir una tensión creciente a lo largo de toda la serie que explota en los últimos capítulos en los que se celebra el juicio contra Candy. La serie se va transformando por momentos, así como los personajes, invitando al espectador a acompañarlos en un viaje de pasión, rencor y muerte.

¿Podría ser igual de atractiva esta serie si no estuviera basada en hechos reales? Desde luego el guion no está mal, pero lo impactante de estas producciones es que nos hacen pensar en los rincones más oscuros del alma humana, porque alguien de verdad cometió un crimen así. ¿Cómo pudo alguien como Candy matar a su amiga asestándole 41 hachazos? Eso mismo se preguntaron los espectadores estadounidenses mientras seguían el juicio contra la acusada durante 8 días en 1980.

En este punto, lo mejor que ofrece la adaptación es que, si no has hecho investigaciones por tu cuenta sobre la historia en la que se basa, va a conseguir sorprenderte. La forma en que se relatan los hechos nos obliga a ignorar información importante hasta casi el final de la serie, posicionándonos como esos televidentes que seguían las noticias del juicio desde sus casas y descubrían día tras día los horrores de un crimen, en principio, inexplicable.

Capaz de superarse en cada capítulo

Aunque adaptar un true crime parece la fórmula para el éxito, lo cierto es que se necesita de una ejecución excelente para que el resultado no quede en el olvido. En el caso de Love & Death, David E. Kelley ha conseguido dar con el fondo y la forma adecuados para atrapar al espectador de principio a fin. Tanto el diseño de vestuario y la ambientación como las interpretaciones de todos los actores implicados otorgan una calidad enorme a esta serie.

Pero, más allá de eso, la inteligencia con la que ha sabido dosificar la historia ofrece una serie que va mejorando capítulo a capítulo, recrudeciéndose y usando todas sus armas para impactar al público. Es cierto que hay que aguantar hasta la mitad de la serie para ver ese despegue, pero el viaje merece absolutamente la pena.

En definitiva, una serie muy disfrutable con la que HBO Max vuelve a consagrarse como la casa y sede de los seriéfilos más exigentes.

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