La trágica vida de Romy Schneider, la actriz de Sissi, la 'emperatriz del cine'

Como su Isabel de Baviera, la actriz afrontó una existencia desgraciada que sólo el celuloide y el resplandor fantástico de la gran pantalla hicieron tolerables. Este 23 de septiembre hubiera cumplido los 85 años y así es como la recordamos.
Romy Schneider en 'Sissi'
Romy Schneider en 'Sissi'
Cinemanía
Romy Schneider en 'Sissi'

Su título en España se tradujo, simplemente, como Lilas blancas, pero el original era más extenso: Cuando las lilas blancas vuelvan a florecer. 70 años después de su estreno, no habría motivos para volver a pensar en esta película sino fuera porque fue en ella donde conocimos a vez Romy Schneider. Apenas unos meses antes, Schneider había escrito en su diario que deseaba ser actriz. “Cada vez que veo una película bonita, lo primero que se me viene a la cabeza es que, sin lugar a duda, debo ser actriz. Sí, tengo que hacerlo”. 

Su madre, intérprete de cierta relevancia nacional que había trabajado para Max Ophüls en Amoríos, puso ese sueño al alcance de su mano al recomendarla para un papel secundario en Lilas blancas, que ella protagonizaba. El director de la película la contrató nada más verla.

Romy Schneider en 'Lilas blancas'
Romy Schneider en 'Lilas blancas'
Cinemanía

Con quince años recién cumplidos, Romy Schneider irradiaba ya esa aura virginal, casi feérica, que la acompañaría a lo largo de su vida. Era perfecta para el papel. Hoy, Romy Schneider habría cumplido 85 años. Sin embargo, hace ya más de cuatro décadas que la actriz falleció. Más de cuatro décadas desde que la actriz se cansó de esperar a que las lilas blancas floreciesen de nuevo. 

Una carrera imperial

En sólo una película, Romy Schneider relegó a su madre a un personaje secundario y estampó su rostro en la carátula de Los jóvenes años de una reina. En este título, Schneider interpretó a una adolescente reina Victoria. No es difícil imaginar al director, el austríaco Ernst Marischka, estudiando el rostro de su actriz protagonista bajo aquella corona tan favorecedora, al tiempo que comenzaba ya a idear su próxima colaboración con Schneider: Sissi

Romy Schneider en 'Sissi'
Romy Schneider en 'Sissi'
Cinemanía

Sería la película más destacada de Marischka y la que dotó de popularidad a Romy Schneider. Director y actriz rodaron juntos una trilogía dedicada a Isabel de Baviera, cuya vida, a través del cedazo del cine, decantaron en una dulce (quizá azucarada) existencia hasta que en ella irrumpieron dos desgracias consecutivas: la muerte de su hijo y su propia muerte a manos de un anarquista italiano que hundió, subrepticiamente, un estilete en el corazón extenuado de la emperatriz.  

Ni siquiera ella fue consciente de que había sido asesinada: poco después, se derrumbó y una de sus criadas, al desabrocharle la ropa, vio crecer sobre el sempiterno negro del luto una mancha de sangre.

Según los historiadores, Sissi sólo fue feliz durante breves intermitencias a lo largo de sus sesenta años de vida. Aquejada por depresiones y un sentimiento perenne de ajenidad con los asuntos de la corte, la reina de Austria sólo sufrió, con la pérdida de su hijo, el revés definitivo; la hoja del anarquista italiano vino a clavarse sobre un cadáver. La vida de su alter ego en el cine, la también reina de Austria Romy Schneider, no fue muy distinta, ni mucho menos más feliz. 

Foto de promoción de Romy Schneider
Foto de promoción de Romy Schneider
Getty Images

Un matrimonio sin boda

Amoríos, la película más importante de cuantas protagonizó Magda Schneider, fue adaptada en 1958 y, en lugar de la madre, el papel principal lo interpretó la hija, Romy. Para entonces, la actriz era una estrella del cine europeo, y su celebridad conllevaba ciertos beneficios: por ejemplo, el de elegir al actor que la acompañaría en pantalla. Cuando el director le entregó un álbum con las fotografías de cada uno de los aspirantes al papel, Schneider señaló el rostro de un joven delgado, de ojos azules y peinado a raya con agua. Su nombre, desconocido para la industria, era el de Alain Delon

Romy Schneider y Alain Delon no congeniaron al principio. Ella no se desenvolvía bien en francés y él no hablaba una palabra de alemán. Sin embargo, a medida que avanzaba el rodaje, ambos fueron contagiándose del amor que sentían, entre sí, sus personajes. La prensa los bautizó como “los prometidos de Europa”: Alain Delon no tardó en convertirse en el actor europeo por antonomasia, en un galán de hielo a las afueras de Hollywood, y todos los cineastas se rindieron ante él. Schneider, por su parte, recibió una llamada para trasladarse a América: Orson Welles quería filmar con ella El proceso

Alain Delon y Romy Schneider en 'Amoríos'
Alain Delon y Romy Schneider en 'Amoríos'
Cinemanía

Romy y Alan nunca se casaron. La madre de Schneider no aprobó jamás su relación, pues consideraba que su hija estaba a la completa merced del actor francés, que años después de la muerte de Romy Schneider seguiría refiriéndose a ella como “su primer gran amor”. Al regresar de Estados Unidos, Romy encontró vacía la casa que compartía con Alain Delon. Sobre su cama, había un ramo de flores y una carta de despedida. El samurái galo había dejado embarazada a Nathalie Canovas (a la postre, Nathalie Delon), y pensaba casarse con ella.

“Hemos vivido un matrimonio antes de casarnos”, le escribió Delon, antes de añadir que “te devuelvo la libertad, dejándote mi corazón”. Schneider, que se casaría en dos ocasiones, nunca se recuperó de esta ruptura. Sin embargo, Delon y ella continuaron siendo amigos y, justo cuando la trayectoria de Schneider comenzaba su declive, su antiguo amante la propuso para La piscina, en la que él era el protagonista. Le devolvía así el favor al que debía toda su carrera. Años más tarde, y en circunstancias diferentes, Schneider volvió recibir noticias de Alain Delon. 

Alain Delon y Romy Schneider en 'La piscina'
Alain Delon y Romy Schneider en 'La piscina'
Cinemanía

Una soga, una reja y cartas para un cadáver

Romy Schneider se casó en dos ocasiones: la primera, con Harry Meyer, actor y productor alemán cuya última película fue ¿Arde París? (en la que también aparecía Alain Delon); la segunda, con Daniel Biasini, periodista y guionista de una sola película: Un mal hijo. Su matrimonio con Meyen duró nueve años, y le dio a Schneider su primer hijo, David. Para mantener su custodia, la actriz aceptó un divorcio que la obligaba a renunciar a la mitad de su patrimonio. 

Meyen había pasado varios meses en un campo de concentración alemán y, como le ocurriría al escritor italiano Primo Levi y a tantos otros, sólo una parte de él sobrevivió al horror nazi. Cuatro años después de divorciarse de Romy Schneider, Harry Meyer se aupó en una silla, hizo un nudo corredizo con una soga, lo puso alrededor de su cuello y se dejó caer. 

<a href="http://www.20minutos.es/noticia/1543360/0/cannes/exposicion/romy-schneider/">Romy Schneider</a> murió a los 43 años
Romy Schneider
Getty Images

Aunque su relación se había desintegrado, Schneider comenzó a beber compulsivamente para afrontar el suicidio de su exmarido. Su segundo matrimonio, deteriorado por las infidelidades de la actriz, fue arrasado por esta tragedia, pero aún se mantendría en pie hasta 1981. Justo un año antes de que Romy Schneider fuera hallada muerta en su habitación. 

Alain Delon fue el encargado de comunicárselo a su “primer gran amor”: aquella mañana, mientras su hijo David jugaba, había intentado trepar hasta una ventana, un pie se le había resbalado y había caído hacia atrás. Su cuerpo fue empalado por una reja. Había muerto. 

Romy Schneider en 'Testimonio de mujer'
Romy Schneider en 'Testimonio de mujer'
Cinemanía

Romy Schneider también se dejó caer al vacío. Las comidas que sus criadas le preparaban eran devueltas a la cocina sin tocar y los cascos de las botellas se apilaban, uno tras otro,por los rincones de su casa. Mientras tanto, Schneider escribía cartas para alguien que ya no podría leerlas: cartas para su hijo

Durante el rodaje de su última película, Testimonio de mujer, la actriz recitaba en voz alta el contenido de las cartas a sus compañeros de reparto. Michel Piccoli, con quien protagonizó Testimonio de una mujer, recurrió al que entonces era el amante de Schneider, el productor Lauren Pétin, para que se la llevara de viaje. Tal vez unas vacaciones, repletas de ciudades desconocidas que la distrajeran, podrían beneficiarle. Pero Schneider se negó: si ella se iba, Daniel no tendría dónde encontrarla. Su hijo podía volver y no saber dónde estaba su madre. 

Alain Delon y <a href="http://www.20minutos.es/noticia/1543360/0/cannes/exposicion/romy-schneider/">Romy Schneider</a> fueron una de las grandes parejas del cine europeo
Alain Delon y Romy Schneider
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El 29 de mayo de 1982, en París, Romy Schneider fue encontrada muerta en su apartamento. El médico certificó que su fallecimiento se debía a causas naturales, aunque algunos hablaron de suicidio por ingesta de barbitúricos. Otros, en cambio, simplemente creyeron que el maltrecho corazón de Schneider había acabado por fin de romperse. Tenía 44 años, y a su entierro acudieron la mayor parte de los actores y productores que habían trabajado con ella. 

Alain Delon no. En su lugar, el francés la visitó en su lecho de muerte y tomó una fotografía de su cuerpo. “Te miro dormir”, escribió Alain Delon. “Me dicen que estás muerta. Querías estar a sola con la memoria de tu hijo muerto antes de acostarte. Ahora, descansa. Estoy aquí. Aprendí un poco de alemán contigo. Ich liebe dich. Te quiero. Te amo, mi Puppelé”. En su cartera, el actor ha portado siempre la última fotografía de Romy Schneider, la trágica emperatriz del cine que, como él dijo en su larga carta, fue “una niña que pronto se convirtió en una estrella. Demasiado pronto”. 

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