El mejor rejuvenecimiento de Harrison Ford: así fue como se quitó años de encima para 'Indiana Jones y el dial del destino'

La experiencia del espectador con el de-aging no era, hasta ahora, muy alentadora. Poco antes de que Indiana Jones y el dial del destino llegase a España, Variety publicó un artículo titulado Atención, Hollywood: El rejuvenecimiento digital no funciona, así que, por favor, dejad de usarlo. 

La columna de opinión estaba ilustrada con un plano de Harrison Ford, vestido con un uniforme nazi y bajo una abundante y parda mata de pelo. A diferencia de lo que el primer golpe de vista pudiese indicar, la imagen no procede de La última cruzada, sino de una película rodada hace menos de dos años.

Ni siquiera Scorsese fue capaz de pulsar las teclas adecuadas para que el de-aging no desentonase: algunos críticos aún tienen pesadillas con la imagen de un ochentón Robert de Niro en El Irlandés, al que los efectos digitales no fueron capaces de arrancarle las décadas que le sobraban.

Sin embargo, y a pesar del plano que ilustra el artículo de Variety, el de-aging de Indiana Jones y el dial del destino sí parece haber funcionado: en Twitter, una cuenta preguntó la opinión de los usuarios acerca del este falsamente joven Harrison Ford con el que arranca la quinta entrega de Indiana Jones, y las respuestas se llenaron de adjetivos como “impecable” o “espectacular”. 

Además de por la planta de Harrison Ford, que a sus ochenta años sigue aparentando, como su personaje, que aún está al borde de la jubilación, ¿qué ha hecho que este de-aging triunfe donde los demás habían fracasado? La explicación, en breve, siempre viene a ser la misma: más dinero. 

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¿Cuántas personas rejuvenecieron a Indiana Jones?

El embrujo ha sido obra de Industrial Light & Magic, empresa de efectos visuales y digitales creada por George Lucas, que ya se anotó un buen tanto al rejuvenecer, sin que los dientes de la audiencia rechinasen, a Mark Hamill en The Mandalorian.

Cinemanía

Para el prólogo de Indiana Jones y el dial del destino, ILM no confió únicamente en Inteligencia Artificial, capaz de replicar (de aquella manera, eso sí) el rostro que Harrison Ford tenía en las tres primeras partes de la saga. Para devolver a Indiana a sus mejores días, se necesitó de la colaboración de más de cien expertos en efectos visuales y de la inestimable ayuda de una tecnología bautizada como ILM FaceSwap. 

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FaceSwap fue desarrollada expresamente para esta película ya que, como le contó el supervisor de ILM Andrew Whitehurst a Variety, “debíamos usar todas las herramientas que teníamos a nuestro alcance, además de crear algunas nuevas, porque este era el proyecto más grande que habíamos afrontado hasta ahora”. 

El nuevo juguete de ILM permitió al equipo crear un juvenil Indiana en tres dimensiones, diseñado a partir del metraje de En busca del arca perdida, El templo maldito y La última cruzada. Nada de esto podría haberse hecho sin el propio (y del tiempo) Harrison Ford, que tuvo que interpretar todos los gestos que hace su primaveral alter-ego: “Lo elemental es que no hay una sola receta que hubiese funcionado para todas las tomas”, explicaba en la misma entrevista Weaver, socio de Whitehurst. 

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