Los Estados Unidos nacieron para eludir una monarquía, pero Hollywood no pareció darse por enterado. La ciudad donde se fabrican los sueños es, también, un Liber regum en marcha al que, cada día, se suma una nueva página, una nueva dinastía, un nuevo príncipe, delfín o infanta. Algunos linajes se han interrumpido y otros, como el de los Barrymore, recorren de punta a punta la historia del cine americano. Así ocurre, también, con el de Dakota Johnson, con la diferencia de que, en su caso, España también tiene algo que decir.
Dakota nació justo un día como hoy hace 34 años. Su madre era Melanie Griffith y su padre, Don Johnson. Los orígenes del detective de Miami Vice eran plebeyos: su madre era esteticien y su padre, granjero. Pero Griffith pertenecía a la nobleza del celuloide: Tippi Hedren, la última musa rubia de Hitchcock, era su madre, mientras que su padre había actuado en varias ocasiones en Broadway.
En total, dos nombres dorados en su libro de familia. O, mejor dicho, tres: el segundo marido de su madre, y padrastro de Dakota desde 1996, fue Antonio Banderas. El puente entre Hollywood y Málaga había sido construido y la Dakota era su primera transeúnte. Su debut no pudo ser más propio de una nepo-baby: apareció en una película dirigida por Banderas y protagonizada por Melanie Griffith, en la que también actuaba su hermana Stella Banderas.
A partir de aquí, se puso bajo la tutela de Tom Todorof, maestro de “hijos de” (había dado lecciones sobre actuación a los vástagos de Robert Wagner, William Shatner y a la hija de Jon Voight, una tal Angelina Jolie).
En la primera etapa de su carrera, Dakota Johnson se niega a rehuir de su ascendencia: justo así, aterriza en La red social de David Fincher y en el episodio final de The Office o aparece en varias comedias populares como Infiltrados en clase. Sin embargo, Johnson abandona el nido en 2015, su año de madurez: durante esos doce meses, la actriz protagoniza Cegados por el sol, de Guadagnino, actúa junto a Johnny Depp en Black Mass, e incluso promociona Estrella Damm en un anuncio dirigido por Amenábar. Pero, sobre todo, se transforma en Anastasia en 50 sombras de Grey. Repetirá en este papel dos veces más. Y, luego, ¿qué?
A la sombra de Grey
Recuperarse de un personaje tan popular en una película tan denostada no es fácil. A Kristen Stewart le costó (aún le cuesta) varios años. Y Dakota Johnson no es una excepción pese a sus brillantes apellidos y pese a ser, junto a Dornan, de lo poco que la crítica se atrevió a indultar en la trilogía erótica.
Tras despedirse del perverso Grey en 2018, Dakota Johnson probó suerte con una película simpática y bienintencionada como La familia que tú eliges. La prensa especializada, sin postrarse precisamente ante este título, le dio el Nihil obstat, lo cual ya era bastante viniendo de donde venía la actriz.
No obstante, su largometraje más celebrado en esta última fase de su carrera ha sido La hija oscura, que supuso el debut de Maggie Gyllenhaal en la dirección y le otorgó a Olivia Colman otra nominación al Óscar. En su horizonte laboral, se recorta una silueta infalible en toda filmografía actual: la de Marvel. En 2024, protagonizará Madame Web.
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