El pueblo más alto de los Picos de Europa, donde culmina la fantástica ruta del Cares

Santa Marina de Valdeón.
Santa Marina de Valdeón.
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Santa Marina de Valdeón.

Se llama Santa Marina de Valdeón y está en la vertiente leonesa. Situado a 1.156 metros de altitud, es el punto de partida perfecto para iniciar una ruta por espectaculares miradores con vistas al Macizo Central y al Macizo Occidental. En sus inmediaciones se puede seguir el curso del río Cares hasta Poncebos, en Asturias, o recorrer una espectacular vía ferrata.

Los pocos habitantes de esta pequeña localidad del nordeste de León están acostumbrados al paso constante de viajeros

Los poco más de 50 habitantes de esta pequeña localidad del nordeste de León están acostumbrados al paso constante de viajeros. Son caminantes que buscan explorar cada rincón del segundo Parque Nacional más visitado de España, cuya ruta principal, la que sigue el curso del río Cares, termina, o comienza, todo depende, en Posada de Valdeón, municipio al que pertenece.

Iglesia de Posada de Valdeón, en el Parque Nacional de los Picos de Europa.
Iglesia de Posada de Valdeón, en el Parque Nacional de los Picos de Europa.
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Los tres macizos

Estamos en el núcleo de población más antiguo del valle, que, allá por el siglo X, acogió entre sus límites el Monasterio de Santa Marina de Mades, dependiente del poderoso Monasterio de Sahagún de Campos y ambicionado por el no muy lejano cenobio de Liébana. Aunque de él no queda nada, rememorar la historia es un aliciente más para llegar hasta aquí. Hay que hacerlo: situado a 1.156 metros sobre el nivel del mar, Santa Marina de Valdeón ostenta todo un récord. Es el pueblo más alto de los Picos de Europa.

Santa Marina cuenta con doce hórreos antiguos y aquí es imprescindible probar su típico queso azul 

Enclavado en la cordillera Cantábrica, el Parque Nacional de los Picos de Europa, que se extiende por las provincias de Asturias, León y Cantabria, es heredero del primer Parque Nacional español, el de la Montaña de Covadonga, creado en 1918. Integrado por tres macizos (el occidental o Cornión, el central o de los Urrieles, a cuyos pies nos encontramos, y el oriental o de Ándara), esta formación caliza alcanza su cota más alta en la Torre de Cerredo (2.650 metros), aunque es el Naranjo de Bulnes (2.519 metros), ambos en el lado asturiano, el que concentra siempre todas las miradas.

Y a eso es precisamente a lo que venimos aquí: a disfrutar de las vistas. Porque, además de una iglesia y casas que parecen echar raíces sobre un tapiz verde, Santa Marina cuenta con uno de los miradores más frecuentados por los excursionistas, ubicado a las afueras. Desde él se observa una impresionante panorámica del pueblo y de los bosques que lo envuelven, con el imponente Macizo Occidental de fondo. ¡Qué maravilla!

Desfiladero junto al río Cares, cerca de la localidad de Caín.
Desfiladero junto al río Cares, cerca de la localidad de Caín.
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La ruta de los miradores

Desde el mirador de Santa Marina podemos iniciar un itinerario que nos llevará por otros balcones naturales. Hay cinco más: Piedrashitas, Valdeón, Pandetrave (a 1.562 metros de altitud), el de la Cruz y el del Tombo, en el camino que va de Cordiñanes a Caín, que, presidido por la escultura de un rebeco, nos permite contemplar en todo su esplendor los pueblos de los alrededores, el Macizo Central y la zona de Pambuches, en el Macizo Occidental.

La Vía Ferrata de Valdeón, con 1.200 metros de longitud y 300 metros de desnivel, es una de las favoritas de quienes buscan emociones fuertes

Atención aventureros: este mirador está justo enfrente del espolón por el que discurre la Vía Ferrata de Valdeón, que por su longitud (1.200 metros), desnivel (300 metros), exigente recorrido y la espectacularidad de su itinerario aéreo es una de las favoritas de quienes buscan emociones fuertes. Quien se anime, ¡tendrá que cruzar un puente tibetano a 35 metros sobre el río Cares! Los que no quieran arriesgarse, podrán conformarse con estudiar con atención el gráfico que enumera las cimas que nos rodean. Una de ellas es el Monte Corona, donde, según la tradición, Don Pelayo fue nombrado jefe de los cristianos al principio de la Reconquista.

Un joven pasea por la ruta del Cares.
Un joven pasea por la ruta del Cares.
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Hórreos y queso azul

Como colofón a nuestro viaje nos queda un aliciente más: localizar los antiguos hórreos, construcciones de madera destinadas al almacenamiento de la cosecha, que aún conservan los pueblos del valle de Valdeón. Santa Marina es el que más tiene: doce, unos con cubierta a dos aguas y otros a cuatro. Un consejo irresistible: probar el típico queso azul, con textura mantecosa y un sabor, con toque picante, “que recoge todo el carácter de los Picos de Europa”.

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