España es un país repleto de lugares igual de maravillosos que misteriosos, desde pueblos abandonados hasta edificios con historias y leyendas impresionantes, ideales para descubrir este Halloween o pasar el puente de todos los Santos, con la familia, amigos o en pareja. Una buena opción es adentrase en impresionantes cuevas escondidas entre las montañas.
Con el paso del tiempo, las cuevas se han convertido en un importante atractivo para los turistas y, en España, contamos con una amplia oferta. Destacan las cuevas de Altamira o El Soplao, ambas situadas en Cantabria, aunque en la zona de la Comunidad Valenciana, también podemos encontrar una gran variedad.
Cueva de las Calaveras (Alicante)
Al pie de la sierra de Seguili, en plena Marina Alta, muy cerca de Dénia, Benidoleig es un pequeño pueblo agrícola, de poco más de mil habitantes, que esconde esta peculiar cueva que si se llama así es porque en ella fueron encontrados los restos de doce personas en una expedición espeleóloga realizada en el siglo XVII. Durante un recorrido de unos 400 metros, que culmina en un lago, podremos ver estalactitas, estalagmitas y preciosas cúpulas de más de 20 metros de altura, además de fósiles y, cómo no, también algún que otro hueso que nos recuerda que fue habitada en el Paleolítico.
Coves de Sant Josep (Castellón)
Para disfrutar de un paseo en barca por el que es el río subterráneo navegable más largo de Europa hay que acercarse hasta la Vall d’Uixó, en la comarca de la Plana Baja, a unos 30 kilómetros de Castellón. Quizás haya quien prefiera utilizar un kayak para vivir una auténtica aventura, que en ambos casos se completa con un recorrido a pie de unos 250 metros a través de galerías secas. Habitada hace 17.000 años, también fue explorada en tiempos de los íberos, tal y como atestigua el poblado que encontraremos a la entrada.
Cueva del Rull (Alicante)
Estalagmitas, estalactitas, coladas, banderas… Más de 23 millones de años contemplan a los visitantes de esta cueva de La Vall d’Ebo, antigua alquería musulmana enclavada en una de las zonas más inaccesibles del interior de la Marina Alta. Los amantes de los deportes de aventura la conocen bien, ya que aquí se ubica el intrincado desfiladero del Barranc de L’Infern. La cueva recibe el nombre de su descubridor, el Tío Rull, que dio con ella en 1919. El recorrido, de 220 metros, se realiza en sentido circular y permite admirar, desde diferentes perspectivas, las sorprendentes formaciones subterráneas.
Cuevas del Canelobre (Alicante)
A escasos diez kilómetros de Campello, en plena sierra del Cabeçó d’Or, en la localidad de Busot, estas cuevas encierran más de una sorpresa. Canelobre quiere decir candelabro en valenciano y eso es exactamente lo que parece la estalagmita de más de cien mil años que es aquí la absoluta protagonista, con permiso de la impresionante columna conocida como Sagrada Familia. Atención a la bóveda de la sala principal: mide 70 metros de altura y es una de las más elevadas de España. Un túnel permite el acceso a las cuevas, desarrolladas en las calizas del Jurásico superior. ¿Su edad? Unos 145 millones de años.
Covetes dels Mors (Valencia)
No tan antiguas en el tiempo son estas cuevas artificiales con orificios en forma de ventana situadas en una pared vertical del Barranc de la Fos, en las inmediaciones del pueblo medieval de Bocairent, al sur de la Vall d’Albaida. En total son unas cincuenta, que se corresponden con otras tantas cámaras que hoy podemos recorrer, teniendo en cuenta siempre que hay pasos especialmente estrechos. Se desconoce su origen, aunque lo más probable es que sean bereberes y que fueran utilizadas, en sus tiempos, como graneros. Es el grupo más complejo y numeroso de toda la cabecera del río Clariano.
Cuevas de la Villa (Valencia)
Son veintidós las cuevas que se extienden bajo la plaza de la villa de Requena, construidas todas entre los siglos XII y XIII durante la época musulmana, aunque utilizadas hasta cuatrocientos años después. La localidad se asienta sobre una plataforma de toba caliza, lo que permitió que pudieran horadarse para servir de granero primero y de bodega después. Como si fuera un museo subterráneo, ahora podemos recorrerlas y ver en ellas desde un osario hasta pozos, grandes tinas o un pósito, almacén comunal bajo la antigua Casa Consistorial.
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