La región más idílica y auténtica de Francia

Cuando piensas en la Francia rural, esa de casitas de piedra con las contraventanas de colores pastel o en esos paisajes verdes salpicados por castillos recién sacados de un cuento, tu cabeza está en El Périgord.
Beynac-et-Cazenac.
Beynac-et-Cazenac.
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Beynac-et-Cazenac.

Ya estés pensando en una escapada de última hora para rematar el verano o por tu cabeza ya sobrevuelen planes para este otoño, esta ruta es perfecta en ambos casos. Un recorrido que incluye pueblos que derrochan encanto, castillos llenos de historia, paisajes que parecen sacados de un cuadro y, como no, una gastronomía de lujo.

Empezamos situando la zona del Périgord. Se encuentra en la parte central del sur de Francia, se puede llegar en coche desde España sin problema, pero también en avión. Los aeropuertos más cercanos son Burdeos y Toulouse.

Una vez situados en el mapa, toca elegir el lugar en el que quedarse y, en este caso, la preciosísima ciudad de Sarlat-la-Canéda es el ideal. Solo recorrer sus calles y admirar la belleza de sus edificios es motivo más que suficiente para viajar hasta aquí. Además, podemos decir que está en el centro de las visitas más destacadas.

Empezamos fuerte

Sarlat-la-Canéda puede presumir de tener la mayor densidad de monumentos históricos y uno de los núcleos medievales mejor conservados de Europa.

Sarlat-la-Canéda
Sarlat-la-Canéda
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Después de recorrer todas y cada una de sus calles, es muy recomendable subir por el ascensor panorámico y disfrutar de una de esas vistas que te acompañarán para siempre.

Un viaje en el tiempo

Si ya en Sarlat-la-Canéda parece que hemos retrocedido unos cuantos siglos, en la pequeña población de Montignac el salto es aún mayor. Aquí se encuentra la cueva de Lascaux y junto a ellas un museo que incluye una reproducción exacta de esta maravilla del arte rupestre paleolítico. Similar a lo que encontramos en Altamira, los dos yacimientos de arte prehistórico más importantes de Europa.

Montignac.
Montignac.
Semih Yolacan

Si le has pillado el gusto a eso de estar bajo tierra, la siguiente parada debe ser la Gouffre de Proumeyssac. En este caso, al descender por la gruta nos espera la creación de la propia naturaleza. Un conjunto de estalagmitas y estalactitas en una cavidad de grandes dimensiones.

Otro salto en el tiempo

En la siguiente parada viajamos a 1900 y es que el Parc le Bournat es un parque de atracciones anclado en el tiempo. Sus atracciones, los puestos de comida, la vestimenta de sus trabajadores… todo es tal cual lo pudieron disfrutar hace más de un siglo. También hay representaciones de oficios antiguos para conocer cómo era la vida en el entorno rural de aquella época.

En el valle

Al sur de Sarlat-la-Canéda encontramos el valle del Dordoña, un río generoso cuyas orillas están repletas de castillos. Pero aquí no son elegantes mansiones como en el norte del país, la Dordoña fue una región más guerrera, algo que se aprecia en sus castillos fortaleza, difíciles de acceder y todavía hoy con un perfil imponente.

Castillo de Castelnaud.
Castillo de Castelnaud.
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El de Castelnaud-la-Chapelle y su colección de armas de guerra que protagonizan algunas exhibiciones diarias y el de Castillo de Beynac, situado en la parte más alta e inaccesible del coqueto Beynac-et-Cazenac, son dos de los más bonitos e interesantes. Pero si quieres más, hay una buena colección a ambas orillas del Dordoña.

El rincón más fotogénico

Uno de los pueblos más visitados y que, por supuesto, cuenta con el título de Pueblo más bonito de Francia, es La Roque-Gageac. Realmente el pueblo lo forman la gran roca que le da nombre, una fila de casas, el muelle y el río. No hay más ni falta que hace porque lo que poco que hay es tan perfecto que cualquier accesorio estropearía la que es la foto más buscada de la zona.

La Roque-Gageac.
La Roque-Gageac.
Semih Yolacan / iStock

Aquí hay dos planes que imprescindibles, de los que hay que hacer sí o sí. Un paseo por el propio río a bordo de una gabarra, embarcación popular de la zona. Y la visita a Los Jardines de Marqueyssac, un lugar tan especial, tan bonito y tan romántico que querrás quedarte allí para siempre.

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