La provincia de Albacete esconde bellísimos pueblos que nos hacen soñar con una escapada rural. Algunos ejemplos son Lietor, al borde de un acantilado, o Jorquera, con su imponente fortaleza. Sin embargo, entre todos ellos, hay uno que destaca poderosamente. Ese es Alcalá de Júcar, una pintoresca villa en un paraje excepcional, la hoz del río Júcar.
Su belleza natural se combina a la perfección con su rico patrimonio arquitectónico, lo que le ha hecho ganarse el título de Conjunto Histórico Artístico y de ser uno de "Los pueblos más bonitos de España".
Un castillo de leyenda
En el tramo final del Júcar en Castilla-La Mancha, el cauce del río serpentea entre las suaves montañas dejando a su paso un conjunto de hoces. Y es en una de ellas donde se encuentra el pueblo de Alcalá de Júcar, en lo alto de una garganta y con un entramado urbano adaptado a esa curiosa orografía, con las casas escalando por la ladera del meandro.
Así, las calles de esta idílica villa van trepando hacia la zona alta, donde descansa un castillo de origen árabe, concretamente de la época de los almohades, construida entre los siglos XII y XIII. Esta obra defensiva y de vigilancia está envuelta en un halo de leyendas de amor y muerte. Las historias populares cuentan que un joven musulmán se enamoró y raptó a una muchacha cristiana; esta, obligada a casarse con él, decidió tirarse desde lo alto de la torre de la fortaleza.
Edificios religiosos y puentes sobre el Júcar
Con un paseo por las empinadas calles de Alcalá de Júcar también podremos descubrir otros puntos de interés como la Iglesia de San Andrés. Se trata de un templo religioso al que llegaremos tras subir la cuesta Hondonera, con arcos de medio punto y bóvedas de cañón. Otro edificio similar es la Ermita de San Lorenzo, a 3 kilómetros del núcleo del pueblo, la cual acoge al Santo Patrón de Alcalá de Júcar, San Lorenzo Martil. Es de estilo neoclásico y se encuentra sobre un pequeño montículo en la margen del río.
Y por supuesto no podemos olvidar los puentes que cruzan el cauce del Júcar. El puente romano (llamado así por su apariencia y no por su origen) está situado en la parte central del pueblo y divide el casco antiguo de la zona más moderna. Con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los símbolos más característicos de la localidad albaceteña. Otros pasos son el Puente de Madera, que forma un pintoresco espacio retirado del núcleo principal, y el Puente de Tolosa, a unos 5 kilómetros, cerca de la pequeña pedanía homónima.
Impresionantes casas cueva
Otro de los elementos más icónicos de Alcalá de Júcar son sus un castillo de origen árabe. Por ejemplo, están las Cuevas del Diablo, "excavadas en 1905 en el mismo corazón del peñón donde se asienta el pueblo, atravesando con un largo túnel de lado a lado de este", señalan desde el ayuntamiento de la villa. Estas se conectan con la Cueva del Rey Garadén, en mitad del casco histórico. En este caso, tiene alrededor de 750 años de historia y recibe el nombre de "un rey musulmán que estuvo en la zona y dominaba el castillo, la aduana y la antigua posada mora, que se encontraba allí ubicada", detallan.
Finalmente, están las Cuevas de Masagó, que también atraviesan de un extremo al otro la montaña. Son de origen almohade y se han conservado intactas durante siglos. Además, en su interior se puede visitar el Museo de Fósiles, "una de las mayores colecciones de fósiles de toda España, ya que cuenta con más de 600 piezas", explican. Incluso, algunas de ellas con más de 400 millones de años de antigüedad.
Cómo llegar a Alcalá de Júcar
El trayecto entre la ciudad de Albacete y Alcalá de Júcar es de aproximadamente 55 minutos en coche por la N-322.
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