Aire libre, espacios abiertos, ejercicio físico. Viajes a medio radio desde España que tienen como marco un entorno inalterado e impoluto. Ya sea en las montañas o en el mar, en los bosques o en los lagos, en estos parajes del Viejo Continente la naturaleza se conserva en toda su pureza.
LA SELVA NEGRA DE ALEMANIA
Ni es selva ni es negra, como bien saben quienes descubren este vergel del suroeste germano, famoso por su escénico panorama de bosques, lagos y casas de madera al más puro estilo de los cuentos de hadas. La Selva Negra, encajada en una esquina que hace frontera con Francia y Suiza, es en realidad un Parque Nacional, uno de los más pequeños (apenas diez mil hectáreas) y de los más jóvenes (fue declarado en 2014) de Europa. Pero también es un rincón donde el tiempo se dilata en forma de paseos en bicicleta, siestas a la sombra de las coníferas y parada y fonda en sus pueblos, tocados por una gastronomía gourmet. Un destino maravilloso por su vegetación intrincada, sus montañas coronadas de bruma y ese aire de fábula que fue motivo de inspiración para los Hermanos Grimm.
Ni es selva ni es negra, pero este vergel del suroeste de Alemania es famoso por sus bosques, lagos y casas de cuento de hadas
EL MAR IMPOLUTO DE CERDEÑA
Su paisaje intacto, su costa Esmeralda y su peculiar modo de ser (italiano, sí, pero con arraigadas tradiciones propias), hacen popular a esta isla a la que la jet set europea ha convertido en su refugio dorado desde los años 60. Pero que no lleve a engaño tanto glamour. Sus playas son un auténtico paraíso salvaje, desde la más larga de Liscia Ruia hasta las de arena blanquísima de Capriccioli, o la más frecuentada por las celebrities: Sipaggia del Principe. Más allá de su hedonismo, Cerdeña cuenta con una historia apabullante, reflejada sobre todo en las pintorescas poblaciones de Cagliari y Alghero, así como con grandes tesoros naturales que propician un turismo activo y responsable, basado en navegación a calas aisladas, el windsurf, el buceo o el trekking por sus bosques.
LOS TATRAS DE POLONIA
La naturaleza polaca tiene su máxima expresión en estos montes del sur tapizados de un generoso catálogo de bosques, ríos y lagos. Alcanzar sus alturas, a través de una telaraña de senderos asequibles y señalizados, permite disfrutar sobre las nubes de unas vistas fabulosas, con esa magnética sensación de encontrarse en un lugar único. Dicen que se trata de la cordillera perfecta: majestuosa, pero segura; imponente pero accesible. Por todo ello, los Tatras constituyen un rincón remoto y salvaje que resulta amable y atractivo para los amantes del senderismo y los adictos al aire puro: sus más de 300 kilómetros de caminos donde perderse propician variadas excursiones, siempre con fabulosas panorámicas.
Los Tatras de Polonia constituyen un rincón remoto y salvaje que resulta amable y atractivo para los amantes del senderismo y el aire puro
LOS LAGOS DE SUIZA
Nada como la belleza líquida define mejor la naturaleza del corazón de Europa. El país de los relojes y el chocolate con leche tiene en sus miles de lagos el alma de sus paisajes idílicos. Lagos que están enmarcados por los picos nevados de los Alpes y flanqueados por valles resguardados del viento, bosques donde se pierde la vista y campos que amarillean bajo el sol veraniego. En sus orillas, o sobre promontorios que abarcan la hermosa panorámica, el lujo es dejarse inundar por la paz de estos mares interiores que han sido el refugio dorado de numerosos personajes ilustres. Aquí donde la sofisticación del entorno alimentó la musa de escritores, músicos y artistas, hoy los viajeros conscientes y respetuosos con el medio ambiente encuentran el verdadero sentido.
LA RESERVA TRILLEMARKA DE NORUEGA
Ajeno a la mano del hombre, la Reserva Natural de Trillemarka-Rollagsfjell es una muestra palpable de cómo eran los bosques escandinavos antes de que el ser humano llegara a habitarlos. Por eso en este rincón de Noruega la naturaleza, de manera excepcional, puede admirarse en su estado más puro. Valles sinuosos, ríos saltarines, lagos suspendidos en la niebla y árboles con una historia que se remonta a 600 años atrás conforman el hogar ideal para más de 93 especies animales protegidas, que dependen del equilibrio del bosque para subsistir. Un paraje donde el tiempo no sólo se ha detenido, sino que además sirve de ejemplo perfecto para estudiar la vida vegetal y su papel como protectora de la biodiversidad del planeta.
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