Durante más de un siglo, y antes de que el CGI copase todas las producciones cinematográficas, los cineastas siempre utilizaban escenarios del mundo real para ambientar sus películas, y España ha sido uno de los lugares más escogidos, gracias, entre otras cosas, a Almería y el auge del spaghetti western en los años 60 y 70. En muchas ocasiones los espectadores que han ido a las salas de cines se han quedado perplejos por las maravillosas localizaciones en las que estaban los personajes, pero poco se podían imaginar que ellos también podían visitarlas.
Bergen (Noruega), la ciudad que inspiró 'Frozen'
La segunda ciudad más grande de Noruega también es una de las más especiales del país nórdico. Situada al oeste, sus casitas de colores del barrio de Bryggen y su pequeño, pero bonito puerto inspiraron a Disney a la hora de crear el reino de Arendelle, el hogar de Elsa en Frozen. La puerta de entrada a los fiordos noruegos es uno de los lugares imprescindibles que hay que ver si se viaja a la nación escandinava, aunque no hay vuelos directos desde España: lo más fácil es volar a Oslo y desde allí coger uno de enlace hasta esta maravilla de urbe.
Riquewihr, el pueblo de Alsacia de 'La bella y la bestia'
Alsacia cobra todavía más vida durante la época navideña. La región francesa fronteriza con Suiza y Alemania es conocida por la belleza de sus pequeños municipios, pero ninguno de ellos se puede comparar a la localidad de Riquewihr, un pueblo medieval de apenas mil habitantes que inspiró una de las películas más míticas de Disney: La bella y la bestia. Subir la calle principal hacia la Torre Dolder es una experiencia casi irrepetible en cualquier otra parte del mundo, y para llegar allí se puede coger un vuelo a Estrasburgo o Basilea, aunque luego habrá que ir hasta este diminuto paraíso en coche o en autobús.
Matamata (Nueva Zelanda), Hobbiton en la vida real
Algunas trilogías tienen un lugar en el Olimpo de la historia del cine, y una de ellas, sin dudas, es El señor de los anillos. Las adaptaciones de la obra de J. R. R. Tolkien son ya obras capitales del séptimo arte, y tienen una legión de fanáticos por todo el planeta. La mayoría de ellos sueña con visitar Hobbiton, la tranquila comunidad donde vive Frodo Bolsón, y lo cierto es que pueden hacerlo, ya que se trata de la aldea de Matamata, situada en la isla norte de Nueva Zelanda. El director local Peter Jackson quedó fascinado en su juventud por este lugar, y lo usó en sus películas décadas después. Fue tal el furor que causó la narrativa de la Tierra Media que el gobierno local decidió dejar los decorados como reclamo turístico.
Skópelos, la paradisíaca isla de "Mamma Mia'
Hay películas que entran en los anales de la historia por su calidad y otras por su iconicidad. Este último caso es del de Mamma Mia, la adaptación musical de la obra de teatro en la que se cantan las canciones más míticas de ABBA mientras Meryl Streep y el resto de habitantes de la isla griega de Kalokeri intentan averiguar quién es el padre de Amanda Seyfried. En realidad el paradisíaco islote es Skópelos, un territorio repleto de historia y casitas blancas al que solo se puede llegar en ferry.
El impresionante glaciar de Islandia en 'Interstellar'
Una de las obras cumbre de Christopher Nolan es Interstellar, ese viaje espacial de Matthew McConaughey que fascinó al mundo. Una de las escenas claves de la cinta se da en el planeta al que ha ido el doctor Mann (Matt Damon), que es un espeluznante paraje helado que parece de otro mundo, pero que en realidad está en Islandia. El glaciar Svínafellsjökull, el mayor de Europa, se encuentra en el sudeste del recóndito país, y solo se puede llegar a él por carretera.
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