Recostada sobra el Mediterráneo, en plena Costa Azul, en el departamento de los Alpes Marítimos, al sur de Francia. Estas son las coordenadas exactas que nos permitirán encontrar la que es una de las localidades con más glamour del mundo, con una playa cuya arena han pisado las grandes estrellas del séptimo arte. El Festival de Cine de Cannes celebra este año, entre el 16 y el 27 de mayo, su 76ª edición. Un motivo más que justificado para caer en la tentación y descubrir cada rincón del que un día fue un idílico pueblo de pescadores.
Cannes es una de las localidades con más glamour del mundo, con una playa cuya arena han pisado las grandes estrellas del séptimo arte
LA CROISETTE
Es uno de los bulevares más famosos del mundo, todo un espectáculo a cualquier hora del día y de la noche, que para eso abre sus puertas aquí el Casino Barrière. Situado frente a las islas de Lérin, salpicado de palmeras, y de tiendas y restaurantes de lujo, se extiende durante más de dos kilómetros junto a una playa de fina arena, muchos de cuyos tramos son de uso exclusivo de los hoteles más selectos, como el Martínez o el Carlton, con sus aires de Belle Époque, que acaba de ser reinaugurado. Al final de la “promenade”, en el cabo que separa la bahía de la de Golfe-Juan, hubo en sus tiempos una pequeña cruz muy venerada, de ahí su nombre.
PALAIS DES FESTIVALS ET DES CONGRÈS
Fascinante y legendario. Así es es Festival de Cine de Cannes, que se celebra cada año en este edificio, inaugurado a principios de los años 80, con 24 míticos escalones que tendremos que subir aunque no esté desplegada la alfombra roja. Hay que mirar bien al suelo que lo rodea: muchas de las estrellas que han pasado por aquí han dejado sus manos y firmas grabadas en el pavimento. Ahí están las de Sophia Loren, Meryl Streep, Steven Spielberg… Un auténtico paseo de la fama, que encuentra su complemento en las pinturas murales de edificios como la estación de autobuses, a cuyos balcones se asoman desde Buster Keaton hasta “Jessica Rabbit”.
Con o sin alfombra roja, no hay que dejar Cannes sin subir los 24 escalones del Palacio de Festivales
LE SUQUET
Antes de ser la capital del cine mundial, Cannes fue un pueblo de pescadores. Revivir el pasado es algo que podremos hacer mientras paseamos por el barrio más antiguo de la localidad, Le Suquet, que empieza en la rue Meynadier. Calles empinadas y estrechas se abren paso en el Mont Chevalier, cuyo punto más alto, la Place de la Castre, está presidido por la Eglise Notre Dame d’Espérance, con su torre del reloj, y lo que queda del antiguo castillo medieval, hoy convertido en museo, con una interesante colección de antigüedades y una torre con fantásticas vistas. Un imprescindible más en el barrio: el mercado cubierto de Forville, bullicioso y auténtico.
ÎLES DE LÉRINS
A los pies de Le Suquet se sitúa el Vieux Port, el Puerto Viejo, que aún mantiene parte del encanto que tuvo a principios del siglo XX, por mucho que los yates de lujo ahora atraquen en él. Desde aquí parten los ferrys que, en 20 minutos, nos dejarán en las islas de Lérins. Son dos: Saint-Honorat, con una abadía cisterciense, y Sainte-Marguerite, donde es posible visitar el castillo Fort Royal, en el que estuvo encerrado en el siglo XVII el hombre de la máscara de hierro, protagonista de un museo en su interior. En la costa sur de esta isla toca hacer inmersión. Bajo el agua nos espera un museo con seis enormes cabezas esculpidas por Jason deCaires Taylor.
En el castillo Fort Royal estuvo encerrado en el siglo XVII "el hombre de la máscara de hierro"
LA BOCCA
A quienes quieran alejarse de los artificios que rodean siempre a La Croisette les espera La Bocca, un popular barrio que también cuenta con su propio paseo marítimo, el Boulevard du Midi Louise Moreau, y con estupendas playas de arena fina a las que acuden los habitantes de la localidad, apasionados de la petanca, deporte que podremos ver cómo practican en la plaza que hay junto al mercado, de estilo provenzal. Estamos en la zona oeste de Cannes, donde se encuentra también, en una colina marcada por una gran cruz, el Parque Natural de la Croix-des-Gardes, pulmón verde repleto de senderos y mimosas, con unas sensacionales vistas.
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