El precioso Valle de Loira es hogar de viñedos, idílicos pueblos y castillos. Entre esas fortalezas que se alzan imponentes en esta zona del centro de Francia, encontramos el castillo de La Mothe-Chandeniers, una increíble joya arquitectónica. Tras una turbulenta historia, con episodios que incluyen años de abandono y un devastador incendio, el edificio ha vuelto a la vida. Las donaciones de 19.000 personas han logrado salvarlo y hacerlo resurgir como el Ave Fénix.
Una joya arquitectónica y cultural
El majestuoso castillo de La Mothe-Chandeniers fue construido en el siglo XIII por parte de la familia de Mothe-Bauçay, y posteriormente, en el siglo XIV, pasó a manos de la familia de Rochechouart. En el siglo XVII, durante la Fronda, es decir, las guerras civiles que azotaron el país entre 1648 y 1653, el castillo vivió una época dorada. Durante ese tiempo, François de Rochechouart, exiliado de la corte, vivió en la fortaleza y organizó reuniones con los grandes intelectuales del momento.
Sin embargo, esa época llegó a su fin y a partir de 1668 fue gradualmente abandonado. Pero esto no supuso el fin para la fortaleza, ya que después de varias sucesiones, François Hennecart, un rico empresario parisino, compró el castillo en 1809 y decidió restaurarlo para devolverle su esplendor. Posteriormente, en 1870, sus sucesores, el barón Edgard Lejeune y su esposa Marie Ardouin, llevaron a cabo una reconstrucción masiva en estilo neogótico.
Una ayuda solidaria para revivir el castillo
Parecía que el castillo había recuperado su esencia, pero tras un periodo funcionando como una agradable residencia, un nuevo y devastador episodio se cruzó en su camino. En 1932 un incendio fulminante destrozó a fortaleza y durante 85 años se quedó a merced del tiempo y la naturaleza.
Pero una vez más, el edificio se recuperó. En 2017, la start-up Dartagnans y la asociación Adopte un Castillo lanzaron la idea de comprar colectivamente el castillo de la Mothe Chandeniers y así salvarlo. Unos meses más tarde se hizo el milagro. Un total de 19.000 personas de 115 países diferentes hicieron donaciones hasta reunir más de 500.000 €.
Finalmente, se pudo restaurar el castillo para evitar su derrumbe, de modo que ahora se puede visitar la zona. Concretamente, el recorrido nos lleva a través del jardín que lo rodea y nos permite admirar sus cuatro fachadas, así como su pequeña capilla y su patio interior.
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