¿Nos aíslan los asistentes de voz? Un estudio sugiere que dificultan el desarrollo social de los más pequeños

Los asistentes de voz pueden ayudar a resolver dudas o a facilitar tareas, pero también pueden tener efectos nocivos.
Los asistentes de voz pueden ayudar a resolver dudas o a facilitar tareas, pero también pueden tener efectos nocivos.
BENCE BOROS vía Unsplash
Los asistentes de voz pueden ayudar a resolver dudas o a facilitar tareas, pero también pueden tener efectos nocivos.

Unos investigadores de la Universidad de Cambridge aseguran que los asistentes de voz como Google, Siri o Alexa podrían dificultar el desarrollo cognitivo de los niños que los usan. Dicha tecnología se puede emplear para un sinfín de cosas, como para responder preguntas absurdas o complejas, saber qué tiempo va a hacer o pedirles que pongan un temporizador. Esto parece inofensivo, pero Ananya Arora y Anmol Arora apuntan que puede no serlo.

A través de una publicación subida a Archives of Disease in Childhood, los expertos detallaban las desventajas que los asistentes inteligentes podían suponer en su interacción con los más pequeños de la casa. El artículo destacaba tres razones por las que podían resultar preocupantes: las respuestas inapropiadas, el impedimento del desarrollo social y obstaculizar las oportunidades de aprendizaje.

Las respuestas inapropiadas

Los investigadores destacaron un caso de 2021 en el que una niña pidió a Alexa que le desafiase a hacer algo y la Inteligencia Artificial le retó a tocar un enchufe con una moneda. Aunque Amazon corrigió este defecto del asistente de voz, no es la primera vez que esta tecnología falla y da respuestas distintas a las que debería dar.

Según el artículo de los expertos de Cambridge, no hay un sistema de funciones avanzadas que pueda evitar este tipo de situaciones si los asistentes se usan con los menores. "Es difícil hacer cumplir controles parentales sólidos en tales dispositivos sin afectar severamente su funcionalidad", afirman.

El desarrollo social

Normalmente, las respuestas que los asistentes dan no imitan a la manera de socializar de un humano. A pesar de que puedan dar más o menos compañía, los niños que están en pleno desarrollo deberían interactuar con otras personas para evitar que termine imitando a la máquina.

Según los investigadores, una IA no puede regañar por mal comportamiento a un niño ni proporcionar soluciones constructivas. "Puede aumentar el riesgo de que los niños antropomorficen en exceso los dispositivos digitales", apuntan.

Las oportunidades de aprendizaje

En este aspecto, los investigadores señalan un estudio en el que concluían que los niños no eran conscientes de dónde provenía la información de Internet ni dónde se almacenaban sus datos personales. Esto significa que los más pequeños desconocen lo que es el concepto de privacidad en la web.

A raíz de la citación de este estudio, los expertos de Cambridge hablaban de la urgencia de una investigación que analizase "las consecuencias a largo plazo para los niños que interactúan con dichos dispositivos". Sus hipótesis marcaban que los asistentes en "una etapa crucial del desarrollo social y emocional" podría repercutir negativamente en "la empatía, la compasión y el pensamiento crítico".

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