La exploración del espacio casi siempre se ha hecho con rovers, sondas o satélites, sin necesidad de que el ser humano fuese más allá de la Tierra. Eso ha pasado siempre a excepción de las misiones a la Estación Espacial Internacional (EEI), ubicada en la órbita terrestre baja, y las misiones tripuladas a la Luna, que llevamos años sin realizar y parece que, con el programa Artemis, volveremos a la carga a lo largo de esta década.
Sin embargo, las expectativas con el humano en el espacio son más altas ahora y se están valorando las posibilidades que hay para un viaje tripulado a Marte. Para que eso sea posible, la energía nuclear será clave, tal y como señalábamos la semana pasada en un artículo de 20Bits. Gracias a ella, se podría aumentar la velocidad de la nave y acortar el tiempo de trayecto.
Según las estimaciones, una misión al planeta rojo podría tardar entre 150 y 300 días, dependiendo de la alineación de la Tierra con Marte en el momento del despegue. Este tiempo podría reducirse considerablemente (hasta la mitad) con, por ejemplo, un motor de fusión nuclear como el propuesto por la empresa aeroespacial británica Pulsar Fusion.
Dicho motor permitiría llegar a velocidades de más de 800.000 km/h y ya han anunciado que las primeras pruebas de encendido se realizarán en 2025. Según la empresa, el motor tiene un plasma caliente atrapado dentro de un campo electromagnético y usan un superordenador para predecir con exactitud el comportamiento de dicho plasma y controlarlo.
El motor de fusión nuclear de Pulsar Fusion no es el único proyecto que valora la introducción de energía nuclear en las misiones espaciales para poder avanzando a pasos agigantados en la exploración del Universo. A continuación, hablaremos de algunas de las ideas que se han tenido en cuenta para lograr lo que antes solo parecía posible en las películas de ciencia ficción.
Centrales nucleares estadounidenses en la Luna y Marte
Estados Unidos es posiblemente uno de los países que más destaca en la carrera espacial con la NASA. En 2020, el Departamento de Energía de los EEUU presentó una solicitud formal para que empresas del sector privado diesen ideas de cómo construir centrales nucleares funcionales en la Luna y Marte. En concreto, pedían consejos para desarrollar un sistema de energía de superficie de fisión que serviría para crear largos asentamientos humanos en entornos espaciales hostiles.
El primer paso del proyecto sería diseñar un reactor y el segundo construir un reactor de prueba para, posteriormente, enviar una versión definitiva a la Luna, desarrollando un sistema de vuelo y un módulo de alunizaje. El plan es que dicho reactor genere al menos 10 kilovatios de electricidad. Teniendo en cuenta que el uso medio de kilovatios por hora al año de un hogar es de 11.000, se necesitarían varios reactores para poder operar en nuestro satélite o en el planeta vecino.
El plan de Rolls Royce
La empresa de ingeniería Rolls Royce, en Reino Unido, conocida por la producción de vehículos de lujo, también tiene proyectos relacionados con energía nuclear, como los minirreactores nucleares. En este último aspecto, destaca su apuesta por crear un microrreactor nuclear que pudiese proporcionar energía a una nave o incluso abastecer de energía a una futura misión que dure meses en la Luna.
Para este propósito que tienen en mente, la firma está colaborando con científicos de la Universidad de Leicester, que están desarrollando un prototipo que esperan tener listo en 2028. Además, firmaron un acuerdo con la Agencia Espacial de Reino Unido para profundizar en los estudios sobre energía nuclear aplicada al espacio.
Una planta de energía nuclear rusa en Marte
Rusia, junto a EEUU, protagonizó el origen de la carrera espacial durante la Guerra Fría y, aunque el país norteamericano le adelantó al llevar por primera vez al hombre a la Luna, no han frenado sus avances en tecnología espacial. En 2021, Roscosmos expresó sus deseos de construir una central nuclear en el planeta rojo para alimentar una futura base rusa en la zona.
Los que están detrás de esa idea pretenden que la tecnología usada sea la misma que la destinada a Zeus, un proyecto de remolcador espacial interplanetario. Esta segunda misión usará un sistema de propulsión eléctrica con energía nuclear, aunque en su caso lo empleará para el transporte de cargas por todo el Sistema Solar.
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