Comer champiñones podría reducir el riesgo de padecer depresión

Champiñones
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La depresión en las personas es un fenómeno tremendamente complejo en el que interviene toda una multitud de factores que no comprendemos del todo. Por ello, muchos investigadores siguen buscando entender sus mecanismos, tratando en el camino de encontrar posibles remedios y métodos para prevenirla.

En este marco, un grupo de investigadores de la Penn State College of Medicine (Pennsylvania, Estados Unidos) ha publicado recientemente en el medio especializado Journal of Affective Disorders los resultados de un estudio en el que han concluido que comer champiñones podría reducir el riesgo de sufrir depresión.

Detalles de la investigación

El trabajo en cuestión busca reforzar la hipótesis de que ciertos componentes de los champiñones (ergotioneina, vitamina B12, factor de crecimiento nervioso, antioxidantes y agentes anti-inflamatorios), que de diversas formas están relacionados con procesos asociados a la depresión en humanos, reducen el riesgo de sufrir este problema de salud mental.

Para ello, realizaron un análisis estadístico a partir de datos extraídos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2005-2016 de Estados Unidos.

En concreto, este estudio se realizó sobre una muestra de 24,699 personas con una edad media de 45 años.

A partir del reporte en dos días de lo que se había comido en las 24 horas anteriores, los investigadores dedujeron la frecuencia con la que las personas comían champiñones; posteriormente, cruzaron estos datos con los cuestionarios de salud rellenados por los participantes, que incluían indicadores del padecimiento de depresión.

Además, se tuvieron en cuenta posibles factores de confusión (por ejemplo, los autores encontraron que las mujeres blancas no hispánicas con estudios universitarios tenían mayor tendencia a consumir champiñones), de forma que no interfiriesen en los resultados.

La ingesta de champiñones se relaciona con menor riesgo de depresión

Así, los autores observaron que, efectivamente, las personas que consumían champiñones de forma habitual tenían una incidencia menor de depresión que aquellas que no lo hacían.

Sin embargo, resulta notable que, una vez que había consumo habitual, las posibilidades de padecer depresión no disminuían cuanto mayor fuera el consumo de este alimento.

Estos resultados, no obstante, deben ser tomados con cautela. Los propios autores del artículo, por ejemplo, advierten de que es posible que los participantes incluyeran como champiñones diferentes tipos de setas; además, este método toma datos de momentos determinados en el tiempo, sin recoger una evolución temporal.

Por otro lado, la relación entre el consumo de champiñones y la depresión hallada en este trabajo es una correlación, pero no necesariamente una relación causal en ningún sentido (la naturaleza de la correlación, por tanto, tendría que ser verificada con otro tipo de estudios).

Lo importante, sin embargo, es que este estudio ahonda en las causas y en posibles estrategias para combatir un problema de salud como es la depresión, que cada vez más alcanza en los países desarrollados dimensiones que lo convierten en una cuestión de salud pública.

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