Los motivos por los que es fundamental la colaboración del paciente tras una intervención

Intervención quirúrgica Hospital Virgen del Rocío.
Intervención quirúrgica Hospital Virgen del Rocío.
JUNTA
Intervención quirúrgica Hospital Virgen del Rocío.
Doctor Pablo Barbero

Pablo Barbero  

  • Neurocirujano del Instituto Clavel Madrid

La colaboración del paciente en el proceso de recuperación después de cualquier intervención es fundamental. Una vez que el equipo médico ha realizado su trabajo y ha marcado las pautas a seguir, debe informar al paciente y su familia ya que su actitud proactiva y voluntad son fundamentales para avanzar rápido y bien en el proceso de recuperación y esto es más fácil si el paciente conoce a qué se enfrenta.

Informar de los fármacos que toma habitualmente

Antes de la intervención es importante que el paciente facilite una lista clara si tiene alguna medicación que toma habitualmente: todos los fármacos, dosis y horarios en los que los toma, incluso trayendo la medicación de casa para así asegurarnos de que recibe correctamente toda la medicación que debe.

Un tiempo en una unidad de reanimación o en una UVI

En el caso de la intervención de columna, habitualmente se pasan unas horas en una unidad de reanimación o bien en una UVI, donde se controlan las constantes vitales, los drenajes, sondas y vías y se asegura un despertar confortable y lo menos doloroso posible. Una vez la recuperación es la adecuada el paciente está en condiciones de pasar a la planta.

Una persona en una cama de hospital.
Una persona en una cama de hospital.
Sharon McCutcheon / Pixabay

Unas horas después de la operación el paciente ya puede empezar a tolerar (beber y comer) en pequeñas cantidades, progresivamente y siempre bajo la supervisión de enfermería y las indicaciones médicas. 

Naúseas y vómitos si hay prisa por recuperarse

El paciente es importante que empiece a colaborar en este momento y que no tenga prisa puesto que pueden aparecer náuseas y vómitos de lo contrario. Asimismo, debe beber y comer solo lo que le apetezca, sin forzarse o beber cantidades anormalmente altas de líquido sin indicación facultativa. 

Intubación: dolores de gargante y abrasión en el labio

Además, es habitual que si ha habido intubación el paciente tenga algún tipo de alteración en la voz, dolor de garganta o incluso una pequeña abrasión en el labio por el propio tubo, acontecimientos que son esperables y que el paciente debe conocer para que no le generen ansiedad o preocupación.

Moverse ligeramente puede ser beneficioso

Habitualmente permitimos a los pacientes que el mismo día de la cirugía se muevan en la cama a un lado y al otro, ayudados de su familia y del personal de la planta si lo requieren. También, que puedan subir y bajar el cabecero a demanda. Es importante no estar demasiado tiempo en una misma postura porque eso facilita la contractura y el dolor.

Curar las heridas y empezar a retirar sondas o drenajes

Al día siguiente de la cirugía es habitual realizar una primera cura de la herida y se pueden empezar a retirar algunos dispositivos como vías especiales, sondas o drenajes, según cada caso. A continuación, es muy probable que el paciente pueda empezar a levantarse y en este momento es imprescindible su colaboración. 

Los drenajes manuales son un tratamiento útil cuando el linfedema no es grave.
Drenajes manuales.
KoolShooters/Pexels

Debe tener unas zapatillas cerradas en el talón, haber desayunado bien y bebido suficiente líquido como para evitar que sufra un mareo la primera vez que se levante. Si lo necesita puede ser ayudado por su familia y del personal de la planta.

Collarín, faja o corsé

Collarín cervical blando.
Collarín cervical blando.

A partir de ese momento es común que requiera un collarín, una faja o corsé, que debe llevar puesto cada vez que se levante de la cama y que le ayudará a evitar hacer esfuerzos inadecuados. El paciente debe caminar lo más que pueda, pero sin hacer esfuerzos, dejándose ayudar, si lo requiere, pero poniendo el máximo de ganas puesto que eso acelera la recuperación y mejora el dolor.

Una vez el dolor está controlado, el paciente debe caminar por la habitación más de media hora y, si el cirujano comprueba que tanto las pruebas radiológicas (si precisa) como la analítica son correctas, se procede al alta hospitalaria.

No se deben coger pesos ni tener posturas inadecuadas

En ese momento el paciente debe continuar caminando sin esfuerzos en la medida que se lo permita el dolor, haciendo los descansos adecuados que necesite. No debe coger pesos ni tener posturas inadecuadas de la columna. Si necesita coger algún objeto liviano no debe flexionar la columna sino agacharse doblando las caderas y las rodillas. En caso de que la cirugía haya sido cervical, probablemente podrá mover el cuello, pero de forma muy suave y siguiendo las indicaciones concretas de sus médicos.

Caminar: único deporte los primeros 15 días

Solemos recomendar que durante los primeros 10-15 días, hasta que se retiren los puntos o grapas, el único ejercicio sea caminar. A partir de entonces, si la herida esté cicatrizada por completo y no tiene ningún dolor, podría comenzar a añadir algo de bici o natación muy suave.

Sesiones de rehabilitación

A partir del primer mes puede ser apropiado recetar unas sesiones de rehabilitación en la cita de revisión con el médico y se puede ir retirando la faja o collarín en caso de haberlo precisado (en ocasiones el collarín se retira antes). A partir del tercer mes el paciente puede empezar a hacer deportes, pero de forma muy suave y progresiva y guiándose por el dolor para conocer los límites seguros, sin sobrepasarlos.

En definitiva, la recuperación está cargada de sentido común, prudencia y disciplina y si el paciente sigue las pautas indicadas por el médico y atiende a su propio proceso de dolor podremos lograr unas posibilidades óptimas de recuperación satisfactoria.

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