Con el creciente uso de dispositivos electrónicos para el trabajo y el ocio, nos exponemos a más luz azul que nunca. ¿Sabes realmente todo lo que puede deteriorar tu salud si no tienes cuidad? Diversos estudios apuntan a efectos perjudiciales para la salud no solo a nivel físico al deteriorar el estado de nuestra piel y provocar fatiga ocular, sino que también puede afectar a nivel psicológico al causar trastornos en el sueño, dolores de cabeza y cansancio.
¿Qué es la luz azul?
Los rayos visibles de gran energía y corta longitud de onda forman parte habitual de la luz solar, pero también de la salida de dispositivos electrónicos como ordenadores portátiles, teléfonos móviles y televisores.
El aumento del uso de dispositivos electrónicos en los últimos años ha incrementado la exposición de las personas a la luz azul. El grado de esta radiación depende del aparato y del tipo de pantalla, siendo las pantallas LED unas emisoras especialmente elevadas. En cualquier caso, la menor longitud de onda de la luz azul, en comparación con otras tonalidades del espectro visible, le proporciona una gran cantidad de energía.
Fatiga ocular y estrés visual
Un efecto de la luz azul de las pantallas en el ser humano es la que ejerce sobre la vista, pues puede provocar fatiga ocular digital temporal, también conocida como astenopia digital. Esto es preocupante, sobre todo, por la cantidad de horas que se pasan delante de la pantalla. Tal y como se expone en un estudio lanzado por Multiópticas en el marco de su campaña de concienciación Screen Polution, en un día laboral, los españoles pasamos 11 horas mirando una pantalla, y el 81% mira 5 o más pantallas a lo largo del día. Esto conlleva efectos tan nocivos, expone Manuel Díaz Llopis, Catedrático de Oftalmología de la Universidad de Valencia, como "la posible aparición de astenopia acomodativa (cuyos principales síntomas son escozor y enrojecimiento de los ojos, así como dolor de cabeza) o la progresión de la miopía en niños derivada de esta falta de luz natural".
Para reducir el impacto de la luz azul en la vista, los expertos recomiendan tomar medidas como reducir el brillo de la pantalla, utilizar filtros de luz azul, tomar descansos regulares y limitar la exposición a las pantallas antes de dormir. Además, existen lentes con recubrimiento de bloqueo de luz azul puede ayudar a mitigar los efectos negativos.
Cómo afecta la luz azul de las pantallas a la piel
Cuando la energía que produce la luz azul de los dispositivos electrónicos es absorbida por la piel, puede generar moléculas de oxígeno inestables (radicales libres) capaces de dañar la piel y acelerar su proceso de envejecimiento. Y es que, tal como afirma Vanessa Troset, Brand Development Manager de Naccura, firma cosmética especializada en productos que protegen la piel contra la luz azul, "estos radicales libres pueden comprometer el colágeno de la piel, responsable de mantenerla tensa, flexible y joven". "La exposición prolongada a la luz puede provocar la descomposición del colágeno y la elastina, causando la aparición de arrugas, líneas finas y flacidez de la piel", advierte.
Para prevenir este problema existen productos cosméticos que bloquean la luz azul para proteger la piel. Esta marca, por ejemplo, incluye en sus productos un ingrediente activo procedente de microalgas capaces de reparar la estructura del ADN celular y prevenir el envejecimiento digital frente a la luz azul.
Trastornos del sueño
Por otro lado, la exposición a la luz azul de las pantallas en la noche puede interferir con los ritmos circadianos naturales del cuerpo y suprimir la producción de melatonina, una hormona que regula el sueño. Esto puede dificultar la conciliación del sueño, reducir la calidad del sueño y causar trastornos del sueño, como el insomnio.
La causa del impacto de los smartphones, tabletas y otros dispositivos en el sueño es que están iluminados por LED, que tienen una longitud de onda máxima en la parte azul del espectro. "La luz azul es la más potente a la hora de estimular los fotorreceptores de la retina y la vía retino-cortical, provocando por tanto una disminución de amplitud en la síntesis de melatonina (hormona del sueño), que es clave en la inducción y el mantenimiento del sueño", explica Juan José Ortega, vicepresidente de la Sociedad Española de Sueño (SES).
¿Cómo evitarlo? La solución parece obvia: mantener los dispositivos fuera del dormitorio y de la rutina asociada a dormir. Tal y como añade Ortega, "una de las normas básicas en higiene de sueño es la desensibilización lentamente progresiva -en las horas previas al sueño- de los estímulos cerebrales recibidos, ya sean luminosos, auditivos o psicoafectivos. En la consulta vemos de forma creciente casos de insomnio de conciliación o de mantenimiento secundarios a mala higiene por utilizar estos elementos hasta el justo momento de intentar conciliar el sueño".
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