Cómo hacer un lavado nasal correctamente: la clave contra la mucosidad

Hay ocasiones en las que la congestión y el moco son demasiado molestos y no nos permiten hacer una vida normal. Una solución son los lavados nasales, pero hay que realizarlos correctamente para conseguir nuestro objetivo y evitar problemas más adelante. 

Remedios caseros para quitar los mocos o flemas de la garganta
Lavados nasales, cómo hacerlos bien.
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Cuenta la leyenda que Victoria Beckham se mostraba reacia a vivir en España porque, afirmaba, huele a ajo. Esto ha sido confirmado, desmentido y viceversa a lo largo de los años, pero si algo es seguro es que la Spice pija podría haber afirmado esto porque tiene un estupendo sentido del olfato y no la nariz congestionada.

Esto, que parece un mal menor, puede llegar a convertirse en una verdadera molestia, tanto en caso de resfriados como de alergias o asma, impidiendo que la persona que lo padece pueda respirar de manera adecuada, lo que puede hacer que sea más complicado descansar, algo fundamental para que nuestro cuerpo sane. Una solución que puede aliviar estos síntomas es un lavado nasal.

Los beneficios de los lavados nasales

Alergia, estornudo, halitosis
Lavados nasales, cómo hacerlos bien.
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Los lavados nasales sirven para eliminar polvo, polen y otros residuos de los conductos nasales. Se utilizan para eliminar el exceso de moco y también hidrata la mucosa; pueden ayudar a aliviar los síntomas de la alergia nasal y son una forma segura y sencilla de aliviar los síntomas de la rinitis, sinusitis, resfriado y otras molestias. Aunque habitualmente se hacen en bebés que no pueden sonarse y en niños pequeños, lo cierto es que se pueden hacer lavados nasales a cualquier edad.

Un exceso en la producción de moco puede provocar que la nariz se tapone o un goteo molesto que queremos evitar, los lavados nasales son ideales en estos casos, porque limpian las fosas nasales de partículas extrañas que quedan adheridas a la mucosa.

Cómo hacer (bien) un lavado nasal

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Lavados nasales, cómo hacerlos correctamente.
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Como hemos señalado, los lavados nasales se pueden hacer a cualquier edad, siempre y cuando se hagan bien y el primer paso siempre es lavarse las manos con cuidado. Los bebés son muy propensos a tener problemas respiratorios y al hacerlos evitaremos que se acumule el moco y así puedan respirar mejor. Lo mejor es hacerlo después del baño, porque la mucosidad estará menos reseca.

El bebé tiene que estar tumbado, con la cabeza girada hacia el lado contrario de la fosa que se va a limpiar. Es necesario seguir las instrucciones en cuanto a las cantidades de suero y la forma de aplicarlo y es mejor que este esté a temperatura ambiente para que la sensación sea menos desagradable. Hay que introducir el suero o el agua de mar con cierta presión, para que salga por el otro orificio arrastrando moco en su camino. Después hay que girar la cabeza y hacerlo en otro lado.

En niños un poco más mayores, la posición cambia. Lo ideal es que el pequeño esté sentado y ligeramente inclinado hacia delante, una buena manera de lograrlo es sentarle en tus rodillas y apoyar su espalda en tu pecho.

En el caso de los adultos, lo mejor es inclinarse sobre el lavabo del baño o hacerlo directamente en la ducha. Girando la cabeza ligeramente hacia un lado, introduciremos la solución líquida por el orificio contrario, dejando que salga por el otro lado. Se puede mover la cabeza para evitar que el líquido baje por la garganta o acabe en el oído. Tras hacerlo en ambos orificios, hay que sonarse suavemente para eliminar el agua y el moco restante.

Todos hemos aprendido lo importante que es la calidad del aire que respiramos.
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En la farmacia se pueden encontrar dispositivos adecuados para ello, como perillas o teteras de estilo neti, también se puede comprar una solución salina adecuada o hacerla en casa con bicarbonato, sal y agua destilada o hervida previamente (y después dejada enfriar o templar).

Los errores más frecuentes a evitar

Uno de los errores más comunes es emplear agua del grifo, que no solo puede producir irritaciones, sino que también es posible que favorezca la aparición de infecciones. También es esencial mantener una buena higiene, no solo de manos, también los utensilios que empleemos los tenemos que limpiar después.

Tampoco conviene usarlo cuando la nariz está completamente bloqueada, por eso es una buena idea hacerlo tras el baño. Puede que esta técnica no salga bien a la primera o haya que ajustar la cantidad de sal empleada (si el suero lo hemos hecho en casa) porque arde ligeramente al entrar.

En el caso de los más pequeños, los lavados no tienen que ser preventivos, solo se hacen cuando hay congestión, tramposo sirven de nada si no hacen con la presión adecuada y, si cuando el niño es más mayor, hacerlos se convierte en una tortura para todos, es mejor buscar otras soluciones.

En cualquier caso, conviene seguir siempre las instrucciones recibidas por parte del médico o del fabricante, porque un mal lavado nasal puede producir infecciones, irritación nasal, dolor y sangrado. 

Referencias

Lavados nasales con solución salina: MedlinePlus Enciclopedia Médica.  https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000801.htm

LOS LAVADOS NASALES: ¡ADIOS MOCOS! (s. f.). Blogs Quirónsalud. https://www.quironsalud.com/blogs/es/blogs-quironsalud/enfermeras-panales/lavados-nasales-adios-mocos

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