Los secretos de las plantas: "El resultado es casi mágico"

Intuitivamente, nuestros antepasados utilizaron las infinitas posibilidades del reino vegetal para cuidar su salud tras observar cómo los animales sanaban o morían tras ingerir ciertas plantas. 

De hecho, se conservan recetas asirias, babilónicas, egipcias, y por supuesto griegas y romanas, en las que se manifiestan las excelencias de muchas de ellas, bien solas o bien mezcladas con elementos animales o minerales.

Tenemos un mundo lleno de respuestas para nuestra salud en las plantas y el único obstáculo es su manejo, porque al secarse o deteriorarse pierden propiedades. 

Así empezó lo que es una maravillosa ciencia, de la que soy gran entusiasta, llamada Farmacognosia, el conocimiento que se ocupa de las drogas y los principios activos de origen natural vegetal. Se trata de una amplísima erudición, ya que de las aproximadamente 250.000 especies vegetales que existen catalogadas solo se han realizado estudios parciales de unas 50.000. Así pues, podemos seguir esperando grandes y maravillosas sorpresas del reino vegetal.

Dentro de la Farmacognosia, la Fitoterapia marca en qué concentración hay que emplear cada planta y cada activo. Aunque no menos importante es la forma de cultivarlas, atendiendo al tipo de suelo, al igual que su recolección. Cada planta tiene no solo un periodo de cosecha también unas horas especiales para ser recogidas porque es cuando son más ricas en activos, por ejemplo, al atardecer, como es el caso de la Rosa Centifolia.

Resequedad, dermatitits... Cómo cuidar las manos para evitar los efectos negativos del jabón y el gel en la piel

Nuestro laboratorio tiene un acuerdo con empresas que se dedican a la formación de colectivos agrícolas especializados en cultivos de plantas en países en vías de desarrollo. Esta formación es básica porque cada planta tiene un ecosistema muy definido y está acostumbrada a convivir rodeada de otros vegetales, crecer en un tipo de tierra y en unas condiciones de sol, altura y humedad bastante concretas. Ha ocurrido, muchas veces, que el cultivo inadecuado hace que esta pierda propiedades y resulte ineficaz. 

En muchas ocasiones, las plantas crecen en sitios remotos y aislados, de manera muy distribuida. Por ejemplo, un grupo de plantas aquí, otro medio kilómetro más allá... Al principio, son las mujeres las que se dedican como actividad complementaria, para contribuir a la economía de la familia, a recoger estas plantas. 

Pero si resulta rentable, todos los residentes en la zona intentan cultivar grandes extensiones para obtener más beneficio. El resultado no es bueno. Se ha cambiado el ecosistema y esto transforma sus propiedades dejando, muchas veces, de ser útil. 

El mensaje está claro, los cultivadores y recolectores deben aceptar la importancia de llevarlo a cabo solo en pequeñas parcelas, cumpliendo con unas características especiales. Así podemos hacer llegar ingresos a zonas desfavorecidas y preservamos la biodiversidad.

Otro problema, afortunadamente cada vez mejor resuelto, consiste en cómo extraer de cada planta sus principios activos. Es habitual que en una sola planta encontremos doscientas sustancias distintas y que para el tratamiento de la piel necesitemos únicamente una o dos. 

Exactamente esto es lo que pasa con una de mis especies favoritas, la Centella Asiática, una pequeña planta que crece en el Sureste Asiático y es conocida como la Hierba del Tigre, ya que tigres de Bengala curan tradicionalmente sus heridas frotándose o ingiriéndola. En la medicina ayurvédica se utiliza desde hace milenios por sus propiedades para la piel y el estómago, y durante el siglo XIX se aplicó ampliamente para el tratamiento de la lepra.

Sus propiedades en la piel son casi milagrosas, tanto en el tratamiento y prevención de las arrugas como en el proceso de cicatrización. Tanto es así que ha dado lugar a una tendencia mundial llamada CICA en la que tratamos las arrugas como se trata una herida, es decir, fomentando que el colágeno crezca más rápido y haciendo que las pieles muy envejecidas por el sol se regeneren. Igualmente resulta eficaz, para estimular las defensas por lo que es utilizada también en procesos como el acné.

De todas las sustancias que contiene la Centella Asiática, el Asiaticósido está presente solo en un 6%, y para conseguir su purificación tenemos que recurrir a técnicas especiales como la Extracción Hipercrita con CO2 que no utiliza disolventes orgánicos para evitar la contaminación del medio ambiente, y que, sin embargo, concentra sin dañarla esta maravillosa molécula. Es pura ciencia e investigación, pero el resultado resulta casi mágico. Y volvemos al principio. Son las plantas y sus secretos quienes nos dan las respuestas.

Jerónimo Ors, Farmacéutico y director de Laboratorios Paquita Ors.