Cuatro tips para conseguir que los niños se sientan atraídos por la lectura (y mejoren su comprensión lectora)

Según el último informe PIRPS, los alumnos españoles han sufrido un retroceso de siete puntos en comprensión lectora. Iniciarse en el hábito de la lectura desde muy pequeños es un factor fundamental para desarrollar esta habilidad. La experta Meira Koponen nos aporta algunos consejos para fomentar el gusto por los libros. 
Una niña lee un libro.
Una niña lee un libro.
Pixabay.
Una niña lee un libro.

Leer es un placer pero además los beneficios académicos y sociales que que aporta son numerosos: fomenta la capacidad de expresarse, la gestión de la información, el pensamiento crítico o el aprendizaje de nuevos conocimientos, entre otros.

A pesar de ello, el último informe PIRPS (Progress in International Reading Literacy Study, o lo que es lo mismo, el Estudio internacional de progreso en comprensión lectora que realiza Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo) revela datos poco prometedores para nuestro país. Los alumnos españoles han sufrido un retroceso de siete puntos en comprensión lectora. Un descenso en los resultados que, además, está significativamente por debajo de la media de la UE y de la OCDE.

Los expertos inciden en que comenzar a leer e iniciarse en el hábito de la lectura desde muy pequeños es uno de los factores fundamentales para desarrollar la habilidad para extraer el significado de un texto pero, ¿qué otras recomendaciones podemos seguir para fomentar la lectura de los niños y su comprensión lectora? Meira Koponen, desarrolladora de aprendizaje y experta en Pedagogía de la plataforma de aprendizaje Kahoot!, nos ofrece 4 tips para “pasar de aprender a leer a aprender leyendo”.

Valorar la lectura fuera de la escuela

Para la experta, de nada sirve que la nueva ley LOMLOE apueste por el fomento de la lectura en los centros educativos e introduzcan la obligación de un tiempo diario de lectura en el aula si esto no se impulsa también fuera de las escuelas.

Koponen incide en que los padres deben aprovechar los momentos más tempranos de los niños en los que imitan todo lo que ven, oyen y acontece alrededor suyo para convertirse en el mejor ejemplo para ellos. “Si no encuentras tiempo para leer o no disfrutas con ello, ¿por qué debería hacerlo el pequeño? Los niños observan a los mayores y valoran todo lo que ellos hacen porque quieren parecerse a sus referentes. Así, una de las formas más eficaces para que un niño lea es ver leer”.

Asignar un tiempo específico

La especialista recomienda establecer una rutina de lectura regular pero siempre a través de la sugestión y no de la obligación. Por ejemplo, el pequeño puede elegir el cuento que quiere leer antes de acostarse, en el que se alterne la lectura de páginas entre los padres y madres y los niños.

Asimismo, añade que “se pueden demostrar las posibilidades lúdicas que ofrece esta actividad con dramatizaciones alrededor de la lectura y establecer vínculos emocionales entre los participantes, ya sean familiares, amigos o incluso desconocidos”. De esta manera, el menor comprende que la lectura no solamente es algo que sirve para aprender, sino que es una forma de pasar un buen rato con otras personas.

En el que caso de que al niño le ponga nervioso leer en voz alta porque teme ser demasiado lento o cometer errores, podemos sugerirle leerle a una mascota de la familia o a un osito de peluche. “Esto puede aliviar la presión y permitir al niño practicar la lectura a su aire”, aclara Koponen.

Libros divertidos y variados

Hay que recordara que aprenden a leer es importante pero el objetivo final es el de leer con precisión, fluidez y una comprensión profunda del contenido del texto. La especialista insiste en que esta habilidad mejora cuando se leen distintos tipos de textos y enfrentamos al menor al reto de reflexionar sobre ellos.

“Para conseguirlo, la lectura debe ser divertida, por eso es importante elegir el libro adecuado. Hay que animar a los niños a que se apropien de sus elecciones de lectura, explorando una variedad de géneros y estilos para encontrar una historia o un estilo de escritura que resuene con ellos”, comenta.

Por el contrario, si la lectura propuesta es algo que estresa y angustia al niño, conviene dar un paso atrás. “En su lugar, hay que crear una rutina diaria que le permita compartir el placer de la lectura, explorando juntos el libro, haciendo predicciones sobre el contenido basándose en la portada o el título e, incluso, es necesario escuchar al niño para dar con el género que le enganche”, asegura Meira.

Las tecnologías como aliadas

Según el estudio anual de Qustodio, los menores españoles pasan una media de cuatro horas diarias fuera del aula conectados a una pantalla. “Aunque es cierto que los teléfonos pueden restar tiempo a otras actividades, no es necesariamente una situación de o lo uno o lo otro”, apunta Meira. 

La especialista sugiere aprovechar los recursos didácticos existentes en torno a las nuevas tecnologías: leer libros en los teléfonos, escuchar audiolibros o conectarse a una comunidad de lectores en línea para debatir y recibir recomendaciones. “En un mundo en el que los más pequeños son nativos digitales que conviertan el proceso de aprendizaje en un juego en el que pueden sentir curiosidad y explorar, mientras disfrutan”.

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