Cómo tratar las garrapatas en niños

En la época de verano, los niños juegan más en exteriores y, aunque por lo general es algo beneficioso para ellos y su salud, eso también conlleva algunos riesgos adicionales. Por ejemplo, es más probable que se topen con insectos y otros invertebrados que pueden picarles o infestarles, como sucede con las garrapatas.

Cómo quitar la garrapata

La mayoría de las mordeduras de garrapata son indoloras y causan síntomas menores, tales como hinchazón, cambios en el color de la piel o picor. Sin embargo, no hay que olvidar que algunas de ellas pueden transmitir patologías serias como la enfermedad de Lyme. Afortunadamente en este último caso, la garrapata tiene que estar adherida a la piel durante unas 36 horas para que se produzca la infección, por lo que hay algo de tiempo para actuar.

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Por ello, es importante retirar las garrapatas lo más rápido posible, tan pronto como las detectemos, y hacerlo de la manera correcta, ya que no se puede hacer de cualquier forma.

El mejor método es usar unas pinzas de punta fina y agarrarla lo más cerca posible de la piel, y tirar de ella lenta pero constantemente. Es importante no torcer ni apretar en exceso, para evitar romper el cuerpo del animal y que queden partes de su cuerpo enganchadas en la piel del niño. Igualmente, es preferible evitar remedios tradicionales como vaselina, esmalte de uñas o cerillas o cigarrillos encendidos.

Precaución ante enfermedades infecciosas

De cara a asegurarnos de que la garrapata no transmite ninguna enfermedad al pequeño, conviene asegurar al animal (por ejemplo, en un bote) y tratar de sacarle una foto lo más de cerca posible o incluso conservarlo. Al acudir al centro médico, de esta forma podrán identificar la especie concreta y evaluar el riesgo de infección.

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Por otra parte, es conveniente lavar el sitio de la picadura con jabón. También se puede aplicar alcohol de heridas o un exfoliante con yodo. Deberemos acudir al médico de urgencia si aparecen síntomas como dolor de cabeza intenso, dificultad para respirar, parálisis, palpitaciones cardíacas, sarpullido que crece en forma de diana, cuadro gripal, exudado en el lugar de la picadura; si la picadura se ha producido al tener contacto con mamíferos salvajes o si no logramos eliminarla por completo del cuerpo del niño.