Por qué una persona puede tener mejores resultados que otra con el mismo ejercicio: los niveles de proteínas tienen la respuesta

Una persona corre en solitario y con mascarilla en A Coruña.
Una persona corre en solitario y con mascarilla en A Coruña.
EUROPA PRESS
Una persona corre en solitario y con mascarilla en A Coruña.

En muchas ocasiones nos preguntamos por qué una persona obtiene diferentes resultados al practicar el mismo tipo de ejercicio físico que otra y puede que la clave esté en los niveles de ciertas proteínas en sangre. Esta fue la misma pregunta que se hizo un equipo de investigadores del Beth Israel Deaconess Medical Center (BIDMC, por sus siglas en inglés) para tratar de comprender por qué no todas las personas se benefician al hacer un mismo ejercicio.

El estudio dirigido por este equipo y publicado en la revista Nature Metabolism ha proporcionado información relacionada con esta pregunta para la que no se tenía respuesta. Sus resultados pueden ser especialmente útiles para establecer los "tipos específicos de ejercicio que tienen más probabilidades de beneficiar a un individuo en particular y para identificar nuevos objetivos terapéuticos para enfermedades relacionadas con el metabolismo", explica el BIDMC en un comunicado

¿Cómo interfieren las proteínas antes y después de hacer deporte?

"Si bien los grupos en su conjunto se benefician del ejercicio, la variabilidad en las respuestas entre dos individuos que se someten al mismo régimen de ejercicio es en realidad bastante sorprendente", destaca el autor principal y jefe de la división de Medicina Cardiovascular en el BIDMC, Robert E. Gerszten.

Midieron los niveles en sangre de 5.000 proteínas en 650 personas sedentarias antes y después de los ejercicios.

Hasta ahora, ningún dato médico de una persona puede predecir quién tiene "más probabilidades de obtener un beneficio significativo de la aptitud cardiorrespiratoria del entrenamiento físico", aclara. Por ello, el equipo midió los niveles en sangre de cerca de 5.000 proteínas en un total de 650 personas adultas sedentarias antes y después de un programa de ejercicios de resistencia de 20 semanas. 

El objetivo era analizar los efectos de la práctica de dichos ejercicios en el cuerpo de cada persona y ver cómo interfieren de una a otra. "Estábamos particularmente interesados en observar las proteínas en la sangre porque existe un creciente cuerpo de evidencia que muestra que el ejercicio estimula la secreción de sustancias químicas en la circulación que pueden impartir sus efectos en órganos distantes", explica Jeremy Robbins, otro de los autores de la investigación y miembro de la división de Medicina Cardiovascular en el BIDMC.

Un paso relevante en la individualización del ejercicio

Tras analizar los resultados, los investigadores fueron capaces de identificar proteínas "que emanan de huesos, músculos y vasos sanguíneos que están fuertemente relacionadas con la aptitud cardiorrespiratoria y que nunca antes se habían asociado con las respuestas al entrenamiento físico", asegura Robert E. Gerszten.

Basándose en los datos obtenidos, los investigadores desarrollaron una puntuación de proteínas que mejoraba la capacidad para predecir el entrenamiento de una persona o el cambio en la cantidad máxima de oxígeno que el cuerpo puede absorber y transportar en un plazo determinado.

"Los niveles de referencia de varias proteínas predijeron quién respondería al protocolo de entrenamiento".

Así, dicha puntuación identificó a aquellas personas que no pudieron mejorar de forma significativa la condición cardiorrespiratoria aunque participasen en el programa de ejercicio. "Los niveles de referencia de varias proteínas predijeron quién respondería al protocolo de entrenamiento con ejercicios mucho mejor que cualquiera de nuestros factores de paciente establecidos", detalla Gerszten.

"Ahora tenemos una lista detallada de nuevos compuestos sanguíneos que informan aún más sobre nuestra comprensión de la biología del fitness y la adaptación al ejercicio, y que predicen las respuestas individuales a un régimen de ejercicio dado", argumenta Gerszten, que también es profesor de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard y miembro asociado senior del Broad Institute of MIT y Harvard.

De tal manera que este nuevo estudio puede marcar una hoja de ruta para "explorar más a fondo las posibles intervenciones", ya que "proporciona un paso importante en la individualización del ejercicio como terapia", concluye. En cualquier caso, se requieren más estudios adicionales para analizar el impacto en poblaciones más grandes y evidenciar los efectos concretos de las proteínas antes y después de practicar ejercicio.

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