La amenaza silenciosa de la resistencia a los antibióticos: es más difícil tratar ciertas enfermedades

La aparición de los antibióticos, después de que Alexander Fleming advirtiera que el moho impedía el crecimiento de las bacterias, fue uno de los grandes avances de la medicina. Ahora, con el paso del tiempo, la esperanza que traían estos medicamentos se va desvaneciendo.

Con la exposición a estas sustancias, los microorganismos a los que combaten, las bacterias, se van volviendo resistentes a ellas, disminuyendo así las opciones de tratamiento.

Este fenómeno ha provocado que organismos como la OMS hagan llamamientos a cambiar el modo de prescribir y utilizar antibióticos y a enfocarse en la prevención de las infecciones a través de la vacunación, el lavado de manos, la higiene alimentaria y la protección en las relaciones sexuales.

Enfermedades cada día más mortales

La resistencia a los antibióticos que han desarrollado algunas cepas bacterianas supone un peligro para la salud pública, ya que este fenómeno dificulta (y a veces imposibilita) el tratamiento de algunas infecciones. Los casos más llamativos son enfermedades como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia o la gonorrea, en las que la frecuencia relativa de complicaciones está volviendo a aumentar paralelamente al desarrollo de mecanismos de resistencia.

El porqué de esto se entiende a través de la síntesis evolutiva moderna (integración de las teorías de la evolución de Darwin y la genética de Mendel). Según este enfoque, simplemente que sobrevivan unas pocas bacterias expuestas al antibiótico es suficiente para que, al reproducirse, la nueva generación presente en una frecuencia mucho mayor aquellos rasgos genéticos que facilitaron la supervivencia de los progenitores en primer lugar, volviendo en promedio a la nueva generación mucho más resistente.

Es decir, en cierto modo el uso de los antibióticos actúa como una presión evolutiva que fuerza a las bacterias a adaptarse. Es por ello que la OMS insiste en la necesidad de restringir su uso: si se minimiza esta presión, es menos probable que esta resistencia aparezca.

Uso y abuso de los antibióticos

Concretamente, los científicos y los organismos sanitarios piden una toma de conciencia por parte de la población en general, de manera que evite tomar antibióticos no recetados o fuera de las instrucciones del facultativo y por parte del personal sanitario, para que limite las prescripciones únicamente a aquellos casos en los que sea realmente necesario.

Sin embargo, existe otro ámbito que abusa claramente de los antibióticos. Se trata de las industrias alimentarias y muy especialmente la ganadera, en la que es habitual administrar masivamente antibióticos a los animales sanos para estimular su crecimiento y prevenir enfermedades. En algunos países, el 80% del consumo total de antibióticos se da en este sector.

Concretamente, la OMS ofrece medidas alternativas para este sector como limitar los antibióticos a casos controlados por un veterinario, vacunar a los animales o mejorar sus condiciones de vida e higiene para prevenir las infecciones.