Un poco de estrés podría proteger nuestro cuerpo, según un estudio

Una persona con estrés.
Una persona con estrés.
JOSEP SURIA (iStock).
Una persona con estrés.

El estrés se relaciona normalmente con todo tipo de problemas para nuestra salud: trastornos psiquiátricos, problemas del sueño, enfermedades cardiovasculares, obesidad... 

Esto no significa que no se reconozca su función adaptativa. En los momentos y en las cantidades adecuadas, es un mecanismo que nos permite evitar consecuencias indeseables. Por ejemplo, cuando está motivado por un plazo de entrega en el trabajo.

Una conclusión inusual

Otra cosa muy diferente es la noción de que un cierto nivel de estrés, aunque sea uno bajo, tenga un efecto protector sobre nuestro organismo. Esto es exactamente lo que sugiere un nuevo estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, que concluye que el sistema inmune podría verse beneficiado por un nivel bajo de estrés crónico.

La idea resulta sorprendente, si tenemos en cuenta que, como apuntan los mismos autores, se trata de uno de los muy escasos trabajos que proponen que el estrés crónico puede tener un efecto beneficioso en lugar de únicamente consecuencias negativas.

De hecho, los investigadores partían de la noción de que el estrés empeora los síntomas de las enfermedades inflamatorias del intestino. Se da la circunstancia de que hay un tipo concreto de estructuras inmunes, los órganos linfoides terciarios (TLO), que se forman en respuesta a la información crónica o a las lesiones y que se relacionan con un aumento en la severidad de la inflamación.

Un poco de estrés podría estimular el sistema inmune

Con el fin de entender de qué manera el estrés crónico afectaba a la formación de TLOs, tomaron modelos de ratón con ileítis (inflamación en parte del intestino delgado) similar a la que se produce en la enfermedad de Crohn y los sometieron a 56 días de exposición a estresores. Acto seguido, observaron parámetros como la inflamación de su intestino o la presencia de TLOs.

De esta manera, comprobaron que mientras que la aparición de TLOs se había incrementado de manera muy significativa la inflamación intestinal no había aumentado. Su microbioma intestinal, igualmente, no había sufrido cambios en su composición.

En su lugar, lo que había aumentado era la producción de citoquinas IL-23 e IL-22, un tipo de moléculas inmunes necesarias para la formación de TLOs e implicadas en otros procesos como la regeneración tisular (sanación de tejidos). Estas citoquinas pueden suscitar respuestas tanto inflamatorias como antiinflamatorias.

Estrés, pero de la manera adecuada

Todo esto viene a implicar que, en determinadas condiciones, el estrés crónico pone en marcha una serie de mecanismos inmunes que, de hecho, protegen al organismo frente a lesiones ulteriores, así como frente a la inflamación intestinal. Esto podría ayudar a explicar por qué ciertos pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales no muestran un empeoramiento de sus síntomas ante el estrés mientras que otros sí que lo hacen.

Con todo, hay que tener en cuenta algunos aspectos. Por una parte, que el estudio se ha llevado a cabo sobre modelos animales por lo que no es inmediatamente transferible a los seres humanos. Por otra, es necesario observar si este fenómeno afecta únicamente a las enfermedades intestinales o si, por el contrario, sucede también frente a otra clase de lesiones.

Además, los autores subrayan que esto no implica que el estrés crónico, de cualquier manera, sea algo deseable. En su lugar, opinan que lo que puede ser beneficioso es una cierta "estimulación": un grado concreto de estrés y en ciertas condiciones.

Referencia

Adrian Gomez-Nguyen, Nikhilesh Gupta, Harsha Sanaka, Fabio Cominelli et al. Chronic stress induces colonic tertiary lymphoid organ formation and protection against secondary injury through IL-23/Il-22 signaling. PNAS (2022). DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2208160119

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