¿Qué tienen en común las pandemias y las especies invasoras? Un estudio relaciona la salud medioambiental con la humana

Ejemplar de cotorra de Kramer
Ejemplar de cotorra de Kramer
SEO/BIRDLIFE - Archivo
Ejemplar de cotorra de Kramer
Un equipo epidemiólogos y ecólogos subraya la necesidad de cuidar el medio ambiente. Dicho estudio relaciona la salud medioambiental con la humana.
Wochit

Unas se estudian y se combaten desde el punto de vista de la ecología, una disciplina dentro del campo más amplio de la biología, y las otras desde la epidemiología, parte de la medicina. Sin embargo, en el fondo, los dos fenómenos son muy similares, si no se pueden considerar directamente parte de lo mismo. Se trata de las invasiones de especies exóticas y las pandemias como la del coronavirus que actualmente vivimos.

No es la primera vez que se estudia la relación entre estas dos caras de la misma moneda, ni el papel que juega el hombre en ellas. Pero, ahora, un estudio publicado en la revista BioScience ha ahondado en las causas comunes, así como en posibles soluciones conjuntas.

El trabajo, llevado a cabo por un equipo internacional de científicos, con la participación del Instituto Pirenaico de Ecología y de la Estación Biológica de Doñana y dirigido por Montserrat Vilà, de este último, precisamente compara conceptos y metodologías fundamentales de ambas disciplinas para establecer paralelismos y factores en común entre invasiones biológicas y epidemias.

Consecuencias de la globalización

Lo primero que los científicos concluyen es que en ambos casos los organismos invasores se mueven gracias a los seres humanos. Somos las personas quienes, al internarnos en sus hábitat, los sacamos de su medio y los transportamos a otros lugares, accidentalmente o deliberadamente.

En el caso de las especies invasoras, esto es de hecho un factor necesario para que puedan ser consideradas como tales (de lo contrario, se habla de colonización de hábitats). Cabe señalar, no obstante, que esto es algo que ha ocurrido (eso sí, a una escala mucho menor) desde mucho antes de que comenzase el proceso que a día de hoy consideramos la globalización (y que los teóricos sitúan parejo al fin de la Guerra Fría, aunque a veces se habla de "Primera Globalización" para referirse a la conquista del continente americano por parte de las potencias europeas). De hecho, la extensión actual de especies tradicionalmente ligadas a los seres humanos (animales de carga, de ganadería, de compañía; especies vegetales ampliamente cultivadas; plagas...) podría considerarse una invasión biológica, según algunos ecólogos.

El daño que esto provoca a nivel ecológico es difícilmente cuantificable, y puede llevar a la pérdida de especies autóctonas o incluso de hábitats enteros. Y tiene una cara económica también: un estudio llevado a cabo por el Consejo de Especies Invasoras de Oregón estimó que, sólo en Estados Unidos, las especies invasoras suponen un coste anual de 143.000 millones de dólares.

Patógenos viajeros

Lo mismo sucede con las enfermedades infecciosas. Necesariamente, están ligadas a los  movimientos y actividades humanas, ya que en este caso el medio en el que se mueven son los humanos (esto es, en el caso de aquellas estudiadas por la medicina, y dejando de lado las que afectan exclusivamente a otras especies animales). Ya antes de la irrupción del SARS-COVID-2, algunos científicos analizaban el aumento en brotes de enfermedades infecciosas emergentes o reemergentes, en las que los contagios son posibles, entre otros factores, por el contacto estrecho entre personas procedentes de distintos espacios, así como por el contacto con un número cada vez mayor de hábitats y especies previamente salvajes.

El resultado, es una pandemia que se expandió en cuestión de pocas semanas por casi todo el globo, gracias en gran parte a una red de tránsito de viajeros y mercancías que conecta en poco tiempo cualquier par de puntos que elijamos y que es vital para el funcionamiento de nuestras economías tal y como están configuradas en la actualidad, por lo que no puede detenerse ni siquiera cuando la pandemia ya es una realidad constatada.

Mosquitos y fiebres

Pero la relación no se queda solo en las causas de los dos fenómenos; en muchos casos, ambos están profundamente entrelazados.

Un caso particularmente ilustrativo es el de la famosa peste negra, grabada en el imaginario occidental para siempre por el inmenso número de muertes que causó en Europa en la baja edad media (entre el 30 y el 60% de la población). Según las teorías más aceptadas (hay que tener en cuenta que, debido a la imposibilidad de investigarla en su propia época, los expertos ni siquiera están de acuerdo del todo en la enfermedad concreta de la que se trataba), la peste negra se corresponde con una pandemia de Yersinia pestis, una bacteria que se cree que apareció en lo que hoy es China y que se transmitía a través de las pulgas de roedores como las ratas. La expansión de la peste por Eurasia solo fue posible gracias a un intenso intercambio comercial; ya que las ratas viajaban, como polizonas, en las bodegas de los barcos.

De la misma manera, la actividad humana puede llevar a la extensión de invasiones biológicas y de pandemias también de manera menos directa. Un ejemplo es el avance de los mosquitos Aedes, como Aedes aegypti (mosquito momia) y Aedes albopictus (mosquito tigre), inicialmente circunscritos a áreas tropicales pero cada vez presentes en más zonas templadas gracias a la acción del cambio climático. Estos mosquitos son vectores de algunos virus como los que causan el dengue, el zika, el chikungunya o la fiebre amarilla; infecciones, todas ellas, de las que se han empezado a registrar casos endémicos en áreas donde previamente no existía la enfermedad. 

Estrategias combinadas

Así, lo que ha hecho el equipo dirigido por Vilà es poner puntos en común entre las dos disciplinas. Ambos casos, por ejemplo, ponen énfasis en la importancia que tiene la urbanización acelerada en hábitats naturales, lo que empuja a un estrecho contacto entre los seres humanos y las plantas, animales y microorganismos que habitan allí. Concretamente, da a los patógenos nuevas oportunidades de saltar de un huésped animal a uno humano; de la misma manera que permite que algunas especies colonicen los nuevos hábitats urbanos creados por las personas.

El trabajo analiza estas sinergias interdisciplinares desde la lente de lo que califican como one biosecurity, que vendría a ser la toma de una perspectiva integral que considere tanto la salud humana como la de animales y plantas o la del propio medioambiente, a fin de atajar varias posibles amenazas futuras.

Por tanto, según este enfoque, muchas de las herramientas que se usan en el abordaje de epidemias, algunas de las cuales hemos visto en acción desde el advenimiento del coronavirus, podrían aplicarse también a casos de invasiones biológicas y viceversa. Y, lo más importante, se subraya la necesidad de considerar la relación intrínseca que existe entre la salud medioambiental y la salud humana, y empezar a abordar algunos fenómenos que son una amenaza inminente para ambas áreas.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento