La reflexión sobre la soledad no deseada es muy reciente en España. La pandemia por covid-19 puso de manifiesto la situación de las personas mayores ante las carencias de las políticas sociales y sanitarias. Pero no solo la tercera edad sufre la soledad involuntaria, una encuesta reciente ha revelado cifras realmente preocupantes sobre el malestar que sienten los más jóvenes.
La Fundación ONCE y Ayuda en Acción han presentado los resultados de una encuesta con 1.800 participantes con edades comprendidas entre los 16 y los 29 años. El titular es a la par claro y aterrador: una de cada cuatro se sienten solos/as en la actualidad.
Las causas de este panorama desalentador, que afecta a un colectivo amplio de menores y adultos, son diversas, si bien el informe apunta tres factores esenciales: la amistad, el acoso y la salud mental. En cuanto a las relaciones personales, para las personas encuestadas tiene más peso la cantidad, calidad y presencialidad del círculo de amistades a la hora de sentirse bien y acompañados que las relaciones en su familia o su ámbito de trabajo.
El acoso, tanto escolar como laboral, es un factor de riesgo a la hora de sentirse solo/a. La dificultad para gestionar esta situación y la falta de acompañamiento pueden derivar en un aislamiento con consecuencias fatales en algunas ocasiones. Y en esta misma línea el estudio resalta la influencia de un estado de salud mental no óptimo: baja autoestima, y trastornos como la depresión y la ansiedad son parámetros que aumentan el riesgo de sentir soledad.
¿Hay un perfil de joven especialmente vulnerable?
El perfil del estudio citado arroja dos características fundamentales sobre la soledad juvenil: mayoritariamente la sufre una mujer de entre 22 y 27 años. Además se han identificado diversos condicionantes que incrementan el riesgo de sufrirla como el desempleo, el origen extranjero, la discapacidad o pertenecer al colectivo LGTBIQ+, entre otras circunstancias destacadas.
Un estudio previo realizado por Cruz Roja de Cataluña que analizó la soledad no deseada en la población general, apuntaba el entorno como otro factor desencadenante, de forma que las personas que habitaban en zonas rurales presentaban indicadores mucho más bajos que aquellas que vivían en el ámbito urbano.
¿La tecnología nos acerca o nos aleja?
En los últimos años se ha hablado de las redes sociales como favorecedoras del aislamiento social y en general del exceso de individualismo que amenaza el momento actual. Esta es una lectura y otra puede ser que acompañan a personas que no tienen un círculo cercano en el que apoyarse. De hecho, el estudio de la Cruz Roja apuntaba que los jóvenes encuestados que utilizan “mucho o bastante” las nuevas tecnologías presentaban indicadores de soledad más bajos porque las conciben y emplean como parte de su interacción social.
Otro debate sería si esas relaciones virtuales fomentan vínculos realmente provechosos para la persona o simplemente se quedan en gratificaciones puntuales que no pueden compararse con la interacción presencial. Urge por tanto identificar esta situación de malestar entre la población más joven para poner en marcha medidas preventivas adecuadas.
Referencias
Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (2024). Estudio sobre juventud y soledad no deseada en España. https://www.soledades.es/estudios/estudio-sobre-juventud-y-soledad-no-deseada-en-espana
Cruz Roja Cataluña (2022). Soledad no deseada. https://www2.cruzroja.es/web/ahora/-/soledad-no-deseada-tambien-afecta-juventud
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