El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi ha muerto en la mañana de este lunes debido a complicaciones derivadas de la leucemia mielomonocítica crónica que padecía, según han reportado los medios italianos y sin que por el momento se hayan producido declaraciones oficiales.
¿Qué es la leucemia mielomonocítica crónica?
Aunque por el momento no se ha anunciado la causa específica del deceso, lo cierto es que Berlusconi había padecido en tiempos recientes varios problemas de salud, en algunos casos asociados a la leucemia, como una neumonía, una infección urinaria y varios problemas cardíacos.
La leucemia mielomonocítica crónica, aclara la organización sin ánimo de lucro estadounidense Sociedad de Leucemia y Linfoma (LLS), es una neoplasia mielodisplásica y mieloproliferativa: un tipo de cáncer de la sangre poco común que combina características de los síndromes mielodisplásicos (un tipo de cáncer en el que las células sanguíneas inmaduras en la médula ósea no llegan a convertirse en células sanguíneas maduras sanas) y de las neoplasias mieloproliferativas (un grupo de enfermedades en el que la médula ósea fabrica demasiadas células de algún tipo).
Más concretamente, se trata de un trastorno clonal, en el que un grupo de células idénticas con una ascendencia común se multiplican de manera descontrolada. En la leucemia mielomonocítica crónica, este cambio afecta al desarrollo de un tipo de glóbulo blanco llamado monocito. La acumulación de estas células alteradas termina por afectar a la producción de otras células esenciales de la sangre, como los glóbulos rojos o las plaquetas.
¿Cuáles son los síntomas?
Estos efectos terminan por producir una serie de síntomas como:
- Debilidad o fatiga.
- Petequias (puntos rojos en la piel).
- Hematomas.
- Sangrado.
- Infecciones frecuentes (por el compromiso sobre el sistema inmune).
- Agrandamiento del bazo y del hígado.
- Una sensación de saciedad bajo las costillas por el agrandamiento del bazo.
Así, las principales complicaciones de la leucemia incluyen las infecciones graves oportunistas y las hemorragias. En algunos casos, puede existir compromiso de las funciones renal o hepática.
¿Cómo se trata?
En la mayoría de los pacientes se trata de una enfermedad no curable, pero para la que se pueden proporcionar tratamientos destinados a frenar el avance de la patología y a minimizar el riesgo de complicaciones y síntomas.
Entre estos fármacos es posible emplear anticoagulantes para minimizar las hemorragias, antibióticos y antivirales para controlar las infecciones y fármacos quimioterapéuticos para frenar el avance de la neoplasia. En ciertos casos es posible el trasplante de células madre: un enfoque con una baja tasa de supervivencia a largo plazo (alrededor del 40%) y en el que muchos pacientes desarrollan una enfermedad injerto contra huésped (un 'conflicto' en el que el trasplante y el sistema inmune del cuerpo se reconocen mutuamente como extraños y se atacan: teniendo en cuenta que este trasplante sustituye en gran medida el sistema inmune del huésped, puede atacar diversas partes de su organismo provocando trastornos autoinmunes).
Referencias
Leukemia & Lymphoma Society. Información sobre la leucemia mielomonocítica crónica y la leucemia mielomonocítica juvenil. (2017). Consultado online en https://www.lls.org/sites/default/files/file_assets/FS17S_Span_CMML_JMML_FactSheet_FINAL_AUG2016.pdf el 12/06/2023.
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