Ante la proximidad de los exámenes finales de todo tipo, incluída la temida EBAU o unas oposiciones, los estudiantes fuerzan la máquina hasta el límite apurando las horas frente a los libros. Un sobreesfuerzo que puede ocasionar problemas en la vista que podrían evitarse tomando una serie de precauciones.
En doctor Andrés Fernández-Vega, especialista del Instituto Oftalmológico Fernández Vega nos ofrece unas cuantas pautas para cuidar la salud ocular durante los días de estudio y las noches en vela.
Sin prisas, pero con pausas
El primero de los consejos para mantener la salud ocular intacta a pesar de las horas frente a las pantallas y los libros de estudio, consiste en realizar pequeñas pausas siguiendo la regla del 20-20-20.
¿En qué consiste este curioso protocolo? En descansar durante 20 segundos cada 20 minutos de actividad. Además, el doctor propone mirar a seis metros de distancia (20 pies). Con esta regla del 20-20-20, aunque pueda parecer farragosa en un principio, le darás a tus ojos el descanso que necesitan para volver a concentrarse en el siguiente bloque de estudio. Además, te servirá para estirar las piernas y refrescar tu mente.
Mantener la distancia de seguridad
En segundo lugar, es importante que tengamos en cuenta que no debemos 'pegarnos' demasiado al soporte en el que estamos trabajando. Según aconsejan los expertos del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega la distancia adecuada debe ser de, al menos, 35-40 centímetros respecto al libro de papel o la tablet.
En el caso de estar leyendo en un ordenador, el espacio que deberíamos dejar entre nuestros ojos y la pantalla aumenta a unos 50 centímetros.
Hidratación ocular
Cuando estamos muy concentrados leyendo un texto e intentando interiorizar conceptos, se produce de manera natural una sequedad ocular extra que puede resultar muy molesta, e incluso dificultar el estudio por mala visión y enfoque. Esa sequedad se produce como consecuencia de la falta de parpadeo al fijar la vista.
Debido a esta causa, el consejo experto consiste en hacer el esfuerzo consciente de parpadear a menudo, abriendo y cerrando los ojos cada cinco o diez minutos de estudio. Si aún así la sequedad te resulta molesta, siempre puedes ayudarte de las lágrimas artificiales que venden en farmacias, con las que podrás hidratar tus ojos convenientemente.
La luz, mejor natural
Aunque pudiera parecer que una bombilla sobre el soporte en el que estamos estudiando nos ayuda a 'enfocar' lo que leemos, a corto plazo es una mala idea. Como nos explican desde el Instituto Oftalmológico, hay que intentar trabajar siempre con luz natural. "En caso de refuerzo de luz artificial, debe haber un contraste entre la pantalla o el foco que ilumina el libro y la luz ambiente", explica el doctor.
Como dato complementario que puede servir de utilidad, debemos saber que "es preferible ubicar el foco de luz artificial en la izquierda para los diestros, y a la derecha para los zurdos".
La importancia del color
A la hora de elegir el espacio en el que vamos a estudiar es más importante de lo que pudiéramos pensar elegir bien el color de sus paredes. En este apartado, lo más recomendable es decantarnos por habitaciones pintadas con colores neutros, puesto que numerosos estudios han demostrado una relación directa entre los colores fuertes y el aumento de la fatiga visual después de varias horas de estudio.
Tu postura, fundamental
Para finalizar con los consejos del especialista en salud ocular, es importante cuidar la postura. Pasamos demasiadas horas sentados frente a un libro o una pantalla cuando se trata de época de exámenes, y si nos dejamos llevar por el cansancio, puede que al final hayamos añadido molestias innecesarias que empeoren nuestro estado físico general.
"Una buena postura con la posición erguida de espalda y cuello, ambos pies apoyados en el suelo y un plano de lectura de 20 grados de inclinación permite evitar la progresión de la miopía y el ojo seco". ¿Y de qué manera lo evita? Lo hace porque el párpado superior cubre gran parte del globo ocular con esta postura, mientras dirigimos la mirada hacia el plano inferior. Cuanta menos superficie visual quede al descubierto, más protegida estará nuestra visión.
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