La mortalidad no es heredada: los hábitos, y no los genes, determinan la esperanza de vida

Varios jubilados sentados en un paseo marítimo.
CE

La extensión de la vida de los padres no condiciona la esperanza de vida de los hijos: ésta dependerá principalmente del estilo de vida que los descendientes lleven, según informa Tendencias21.

Esto es lo que revela un estudio realizado por especialistas de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, en el que se constató que los factores hereditarios no juegan un papel fundamental en la esperanza de vida de un individuo. El estilo de vida, en cambio, sí supone el mayor impacto.

Para la investigación se analizó a todos los hombres de Gotemburgo, nacidos en 1913. De estos hombres, las mayores probabilidades de celebrar su nonagésimo cumpleaños las tuvieron los no fumadores, consumidores moderados de café y con un buen estatus socio económico a los 50 años, una buena capacidad física de trabajo a los 54 y un colesterol bajo a los 50.

Los investigadores afirman que estos resultados demuestran claramente que no tenemos una mortalidad “heredada” sino que sería la suma de hábitos saludables los que determinarían hasta cuándo viviremos.

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