Gatos

Cómo lograr que nuestro gato se afile las uñas en su rascador y no en el sofá: "Todos arañan un mínimo de una a seis veces al día"

Rascar es un comportamiento natural de los gatos.
Henar de Pedro

Uno de los motivos por el cual la gente no quiere tener un gato en casa es por el miedo a que éste arañe el mobiliario. ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de "no voy a tener un gato para que me destroce el sofá"? Lo que hay que entender es que el rascado en gatos es algo natural y necesario para ellos, además de poder ser reconducido hacia objetos, es decir, no tenemos por qué dejar que nuestros mininos nos destrocen los muebles de la casa.

Un gato araña determinadas superficies porque "necesita hacerlo como especie por diferentes razones, entre ellas, el mantenimiento de sus garras (necesitan afilarse la uñas y retirar las vainas muertas de la misma para poder cazar eficazmente) y para estirar sus músculos (sobre todo cuando se despiertan o después de descansar)", explica Mireia Berenguer, especialista en conducta felina por la Sociedad Internacional de Medicina Felina (ISFM por sus siglas en inglés) y educadora canina en Kireba.

"También lo hace para ejercitar el sistema retráctil de sus uñas y para marcar el territorio (ya que dejan feromonas de sus glándulas plantares y además marcas visuales)", añade. "Todos los gatos arañan un mínimo de una a seis veces al día".

Como propietarios responsables, no debemos prohibirles que arañen si no lo contrario, debemos favorecer que lo hagan en un lugar apropiado a sus características como especie. "Con ello, no solo vamos a satisfacer sus necesidades, si no que evitaremos posibles conflictos cuando apareciera un rascado indeseado", cuenta la especialista en conducta felina.

Cómo conducir el arañado del gato a los objetos deseados

Una de las herramientas más útiles a la hora de dirigir el rascado de nuestro gato son los rascadores. "Estos deben cumplir una serie de características físicas y de localización para que el gato pueda y quiera arañar en ellos", explica Berenguer.

"Debemos colocar uno en el lugar donde mayormente descansa y otro en la periferia de su territorio, que generalmente coincide con entradas y salidas de la casa o pasillos", añade. "Además, el rascador debe ser suficientemente alto como para que el gato pueda ponerse de pie u horizontal con las patas estiradas cómodamente para rascar, además de ser estable como para que no sienta que se va a vencer con su peso".

Por otro lado, el material, si bien cada gato tiene sus preferencias, "el sisal o la cuerda es el que más les suele atraer, aunque el material tipo alfombra, tela dura e incluso cartón también les gusta", recomienda la especialista en conducta felina.

Pero, ¿qué hacemos si aún siguiendo estos consejos nuestro gato sigue prefiriendo arañar el sofá? Si el rascado indeseado se sigue produciendo, hay algunas técnicas que podemos utilizar para redirigirlo. "Lo primero será analizar porqué rasca donde rasca, es decir, dónde está el rascador, cómo es y por qué no lo quiere", empieza a explicar Berenguer.

Debemos favorecer el rascado para satisfacer sus necesidades y evitar conflictos cuando apareciera un rascado indeseado

"Podemos adquirir otro tipo de rascador, quizás más adecuado, colocar uno de ellos al lado de la zona que rasca habitualmente y, muy progresivamente y despacio, moverlo al lugar donde va a ser colocado definitivamente", aconseja.

También es importante tener en cuenta el número de rascadores y colocarlos en los lugares idóneos, tal y como hemos dicho antes "cerca de sus zonas de descanso o en las entradas o pasillos", comenta la experta.

"Bloquear la zona donde está rascando es también un paso importante, ya sea colocando film, papel de plata o cinta de doble cara para que le sea desagradable (pero no perjudicial) rascar ahí", recomienda Berenguer.

Por último, se pueden utilizar feromonas felinas en el rascador, para inducir al gato a rascar ahí. "Se pueden comprar en un establecimiento especializado para mascotas", concluye la experta.