"Debemos empezar a reconocer la soledad no deseada como un problema social de gran magnitud en España"

  • "Podemos aprender mucho de la experiencia de otros países como Reino Unido o Japón que ya cuentan con un Ministerio de Soledad", señala Joan Berenguer, director general de Fundación Mémora.
  • La Fundación Mémora y la Fundación 'La Caixa' acaban de presentar un informe que aboga por la creación de un registro oficial de personas que viven situaciones de vulnerabilidad originadas por el aislamiento social y la soledad.
  • Casi seis millones de personas en España vivirán solas dentro de 15 años. 
La falta de actividad social incrementa el deterioro cognitivo y la presencia de síntomas depresivos.
La falta de actividad social incrementa el deterioro cognitivo y la presencia de síntomas depresivos.
CORTESÍA FUNDACIÓN LA CAIXA Y FUNDACIÓN MÉMORA
La falta de actividad social incrementa el deterioro cognitivo y la presencia de síntomas depresivos.

Desde el año 2019 la Fundación ‘la Caixa’ y la Fundación Mémora colaboran en el despliegue del Observatorio Ciudades que Cuidan con el objetivo de generar conocimiento y divulgación sobre el envejecimiento, la soledad, el final de vida y la muerte en soledad. Recientemente han presentado el informe Impacto de la soledad en los medios de comunicación, en el que se apunta la necesidad apremiante de crear un registro unificado y oficial del número de personas que viven situaciones de vulnerabilidad originadas por el aislamiento social y la soledad no deseada que afecta, en mayor medida, a las personas mayores.

Porque, si bien existen estudios que ofrecen datos sobre los mayores que viven en soledad, éstos se refieren, sobre todo, a porcentajes de hogares unipersonales habitados por mayores de 65 años, como la Encuesta Continua de Hogares del INE. Sin embargo, hay pocos datos oficiales que ofrezcan una imagen de las personas mayores que viven en situaciones de soledad no deseada y de las que mueren en esta situación. Por ejemplo, en el ámbito judicial, los registros de muertes no indican si el cadáver ha sido hallado muerto en soledad, sino que se limitan a recoger las causas de la defunción. Por otro lado, los registros de los servicios de seguridad, como policía y bomberos, tienen datos de las intervenciones realizadas en domicilios y de los cadáveres hallados, pero ningún detalle sobre la situación de la persona fallecida.

De todo ello hablamos con Joan Berenguer, director general de Fundación Mémora y co-autor de este informe que aboga por la creación de este registro como una herramienta de gran valor que facilitará el acompañamiento de estas personas y la construcción de una red de apoyo ciudadana que genere oportunidades para el desarrollo de una vida plena y comprometida con su comunidad.

¿Cuáles serían los primeros pasos a seguir para la creación de este registro de personas en situación de soledad no deseada y qué colectivos sociales e instituciones deberían involucrarse en su puesta en marcha?

Sin duda, el primer paso pasa por reconocer la soledad no deseada como un problema social de gran magnitud en España e incrementar aún más su presencia en la agenda política para buscar soluciones conjuntas que permitan mitigar los efectos negativos de este fenómeno, que afecta en mayor medida a la salud física y mental de las personas mayores. En este sentido, podemos aprender mucho de la experiencia de otros países como Reino Unido o Japón que ya cuentan con un “Ministerio de Soledad”, un organismo que da visibilidad al problema y desde el que se proponen políticas para mejorar la situación.

"La falta de relación con otras personas incrementa el deterioro cognitivo y los síntomas depresivos en los mayores"

Las medidas contra la COVID-19, como el distanciamiento social o el aislamiento, han acrecentado los problemas de soledad de muchas personas mayores, pero, a la vez, han hecho mucho más visible su situación para el resto de la sociedad. ¿Cuáles considera son los principales factores de riesgo de vivir en soledad para los mayores?

Son muchos los factores de riesgo asociados a vivir en soledad en el caso de las personas mayores. Por mencionar algunos de ellos, en el ámbito de la salud, la falta de actividad social y relación con otras personas incrementa el deterioro cognitivo y la presencia de síntomas depresivos. Asimismo, en el caso de enfermedades previas, se corre el riesgo de empeoramiento siendo muy fácil que los síntomas de agravamiento pasen desapercibidos por la propia persona. En esta misma línea, muchas personas mayores que viven solas tienen dificultades para seguir las indicaciones de los tratamientos médicos prescritos. Por otro lado, la soledad no deseada en personas mayores también puede afectar a su la nutrición y alimentación, ya que algunas personas que viven solas no preparan comidas completas y equilibradas y, por tanto, pueden contribuir a aumentar los niveles de desnutrición.

"Es importante concienciar sobre el factor de riesgo que supone la soledad en la mortalidad de las personas"

El estudio toma como punto de partida una revisión de noticias publicadas en diversos medios de comunicación durante parte del 2019 y el 2020. ¿De qué manera cree deberían estos medios transmitir y concienciar a la sociedad sobre el impacto de la soledad en el envejecimiento?

La opinión publicada por los medios de comunicación es una de las bases para conformar una opinión publica consistente. Los medios de comunicación tienen un papel clave en la sensibilización de la soledad no deseada y, por ello, es relevante seguir dando visibilidad a este fenómeno a través de cifras, pero también de entrevistas a expertos que nos cuenten el impacto negativo que la soledad tiene en la salud física y emocional de las personas mayores, así como concienciar sobre el factor de riesgo que supone en la mortalidad de las personas. Es importante seguir dando visibilidad y voz desde los medios a las distintas estrategias, proyectos e iniciativas de carácter social impulsadas por organismos, fundaciones o inclusive entidades del ámbito vecinal para reducir el aislamiento social de este colectivo.

"Esta emergencia sanitaria debe marcar un antes y un después en la importancia que como sociedad damos a fomentar el envejecimiento activo y saludable"

¿Cree que la pandemia ha servido o servirá en cierto modo como un revulsivo para dignificar el papel de las personas mayores dentro de la sociedad? ¿Estamos preparados para envejecer en mejores condiciones en el futuro?

Es evidente que el confinamiento ha afectado de diferente forma a cada grupo social. En este caso, el colectivo de la tercera edad ha vivido más atemorizado y preocupado por el coronavirus y, en muchos casos, eso ha conllevado mayor aislamiento, sedentarismo, sentimiento de marginación y síntomas de depresión e incomunicación. Efectos que antes de la pandemia ya existían en aquellos casos de soledad no deseada, pero que se han hecho más visibles sin duda a ojos de la sociedad gracias a los medios de comunicación en el contexto de esta crisis sanitaria. Bajo esta premisa, desde Fundación Mémora deseamos que esta emergencia sanitaria marque un antes y un después en la importancia que como sociedad damos a fomentar el envejecimiento activo y saludable, y que nos invite a reflexionar sobre cómo queremos envejecer en el futuro para combatir la soledad no deseada en el proceso de final de vida.

Joan Berenguer, director general de Fundación Mémora.
Joan Berenguer, director general de Fundación Mémora.
CORTESÍA FUNDACIÓN MÉMORA
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