Síntomas de placas en la garganta: ¿qué son y cómo tratarlas?

Niña con amigdalitis en la consulta del médico.
Niña con amigdalitis en la consulta del médico.
YUGANOV KONSTANTIN
Niña con amigdalitis en la consulta del médico.

Las molestias en la garganta constituyen uno de los motivos habituales de consulta médica. Irritación, inflamación o dificultad para tragar suelen ser los signos de alerta más comunes que pueden indicar una posible infección. 

Así, las placas son secreciones de pus, que pueden adquirir una tonalidad blanquecina, amarillenta e incluso verdosa, y que son causadas en la mayoría de ocasiones por un proceso infeccioso de origen vírico o bacteriano. Aparecen como una reacción del organismo a la infección por microorganismos que originan diversas enfermedades, como puede ser la amigdalitis.

¿Cuáles son los signos de alarma?

Los síntomas asociados a las placas en la garganta pueden variar dependiendo del tipo de infección y del patógeno que origine la enfermedad. En el caso de la amigdalitis, tal y como destacan en Mayo Clinic, la causa de la mayoría de los casos es vírica, aunque las infecciones bacterianas también pueden provocar esta afección. 

Así, los microorganismos que suelen provocar amigdalitis son el virus de Epstein-Barr, el virus de la influenza, el virus del herpes simple, el adenovirus o el enterovirus. Las amigdalitis víricas suelen presentar síntomas más leves, mientras que en el caso de las infecciones bacterianas la más común es la provocada por estreptococos. 

Los signos de alerta más frecuentes de esta afección incluyen fiebre, dolor de garganta, dificultad para beber o comer, mal aliento, tos, dolor estomacal o náuseas, inflamación de las amígdalas, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor de cabeza y placas de pus. Por tanto, es común que aparezcan estas manchas o placas en la garganta junto con el resto de síntomas asociados.

¿Cómo se pueden tratar?

El tratamiento de las placas en la garganta dependerá de la causa que las provoque, por lo que es necesario consultar a los especialistas médicos para que desarrollen un diagnóstico preciso mediante pruebas como el exudado en la garganta, para comprobar si el origen es vírico o bacteriano.

Las infecciones víricas no se tratan con antibióticos y, a nivel general, suelen mejorar a los pocos días sin presentar complicaciones. En este sentido, si existe una enfermedad asociada, el tratamiento se centrará en reducir estos síntomas. En el caso de que el origen sea bacteriano, se suelen tratar con antibióticos que deberá recetar el médico dependiendo de cada paciente.

En líneas generales, se suele recurrir al uso de analgésicos o antiinflamatorios, bajo prescripción médica, para tratar de aliviar los síntomas. Además, se recomienda seguir una serie de cuidados en el hogar como reposo, hidratación, evitar alimentos o bebidas demasiado calientes que puedan aumentar la irritación, evitar el consumo de sustancias irritantes como el tabaco o mantener una correcta ventilación, entre otras. 

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