HOTorNOT, 20 años de la mítica web que puntuaba el atractivo de los usuarios y dio forma a los Facebook y Tinder de hoy

El actual logo de HotorNot.
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Antes de que los Facebook, Tinder, Youtube, Twitter o -por qué no- TikTok de hoy invadieran constantemente nuestras vidas, la semilla de todas estas plataformas ya había empezado a germinar en internet: HOTorNOT fue ya un éxito viral en el año 2000, cuando las redes sociales eran todavía un mundo por descubrir.

La creación de la mítica web, cuyo principal cometido era permitir a los usuarios calificar el atractivo de las fotos enviadas voluntariamente por otros, bien podría compararse a taquillazos como ‘The Social Network’ -‘La red social’ en España-.

Y es que el sitio nació casi por casualidad: fue lanzado el 9 de octubre de 2000 por James Hong y Jim Young, dos amigos e ingenieros de Silicon Valley, y la idea del mismo era dar una solución técnica a un desacuerdo que ambos habían tenido un día sobre el atractivo de una mujer que pasaba por delante suyo.

Hong y Young enviaron correos electrónicos con el enlace a algunos amigos que eran ingenieros para recibir comentarios, sin estar seguros de cómo se recibiría y pidiendo que fueran “amables”. Menos de 12 horas después, decenas de miles de direcciones IP inundaban el sitio.

Póster de los fundadores James Hong y Jim Young en la oficina de HOTorNOT. Una valla publicitaria similar colgaba fuera del edificio.
Póster de los fundadores James Hong y Jim Young en la oficina de HOTorNOT. Una valla publicitaria similar colgaba fuera del edificio.
Mashable

Si continuaba, el coste del ancho de banda sería de aproximadamente 50.000 dólares a final de mes. Viendo que el tráfico se duplicaba aproximadamente cada varias horas y presas del pánico, los fundadores consideraron cerrarla. Finalmente optaron por trasladar la web “a un ordenador de repuesto con menos energía que un iPhone moderno que e*Trade entregaba gratis a cualquiera que abriera una cuenta”, cuentan Hong y Young al medio internacional Mashable.

De madrugada lo llevaron a Berkeley, donde Young todavía era un estudiante de posgrado. Después de encenderlo y conectarlo a la red de la escuela en la oficina de Young, escondieron “estratégicamente” la máquina debajo de su escritorio detrás de otros ordenadores. Les pillaron, pero lejos de expulsar al joven ingeniero el decano de la Facultad de Ingeniería, Richard Newton, reconoció el potencial de HOTorNOT y dijo que les ayudaría.

Como en el caso de FaceMash -el caldo de cultivo para Facebook que se explica en la película citada más arriba-, ‘Am I Hot or Not’ -nombre original de la web- se viralizó rápidamente y una semana después de su lanzamiento había alcanzado casi dos millones de páginas vistas por día.

Al final, la dinámica de la plataforma apelaba a los instintos más básicos y era una pasarela de vanidad y reafirmación del ego personal. Un éxito seguro.

Ofrecer tu foto para que extraños califiquen tu atractivo en una escala del 1 al 10 puede parecer algo superficial y chabacano, pero al final del día es lo que hacen millones de usuarios a todas horas cuando suben su selfie perfecto a sus distintas redes sociales: buscan un reconocimiento. Y eso precisamente es lo que hacía HOTorNOT.

De una u otra manera, el ADN de HOTorNOT está integrado en casi todas las plataformas principales que definen cómo interactuamos online hoy. Puede que eso de calificar a una persona del 1 al 10 suene demasiado burdo y sexualizado, pero los ‘Me gusta’ de hoy son en su esencia una manera de puntuar que lleva implícita una afirmación sobre cuan atractivo o no internet cree que eres.

No solo eso: debido a su éxito, y para mantenerse al día con los costes crecientes de la plataforma, Hong y Young agregaron un componente de emparejamiento a su web llamado ‘Meet Me at Hot or Not’, convirtiéndose así en uno de los primeros sitios en monetizar la viralidad. Este formato es el que ha sobrevivido y en el que actualmente se basa el sitio, generando la mayor parte de sus ingresos a través de suscripciones.

¿Qué era ‘Meet Me at Hot or Not’ sino un proto-Tinder? Si bien los sitios de citas como Match.com ya existían, entonces eran vistos como algo para un público mayor y ‘desesperado’. La nueva plataforma presentaba las citas rápidas online como una manera fresca y divertida de tener encuentros casuales entre jóvenes.

Además, fue la precursora de la necesidad de que exista esa ‘doble coincidencia’, es decir, requería que los usuarios expresaran un interés mutuo antes de poder enviarse mensajes entre ellos, como las apps de citas actuales. Un corazón o una cruz abrían -o cerraban- las puertas al cielo.

Caída en picado

La caída del sitio comenzó con la llegada de la Web 2.0: “HOTorNOT no podía competir con los servicios que eran gratuitos y dependían del efectivo de los inversores para pagar sus facturas”, dice Young. Vendieron el negocio a Avid Life Media, la compañía detrás de Ashley Maddison -el controvertido sitio de citas para quienes ya están en una relación- por unos 20 millones de dólares en 2008.

Después, en 2012, la compañía lo revendió al sitio de citas británico Badoo, que solo revivió HOTorNOT para convertirlo en otro clon de la aplicación Tinder que se lanzó en 2014. “Así que ahora HOTorNOT es una copia de sí mismo. Es como si se hubiera convertido en su propio nieto”, lamenta Hong.

A pesar del desenlace, es importante destacar que HOTorNOT fue la primera experiencia en la que millones de personas se quitaron el miedo a a mostrarse públicamente en internet y quisieron verse reflejadas a través de un espejo digital. Para bien o para mal, encendió nuestro impulso de recurrir a la web como un juez colectivo de nuestra autoestima.

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