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Detienen a 12 personas e identifican a 1.000 víctimas tras desarticular una organización que traficaba con personas

La Guardia Civil y los Mossos d'Esquadra han desarticulado una organización dedicada al tráfico de personas.
GUARDIA CIVIL / MOSSOS

La Guardia Civil en colaboración con Mossos d´Esquadra han llevado a cabo la 'Operación Otiv-Baucar' en la que ha sido desarticulada una importante organización criminal internacional de tráfico de seres humanos. Han sido detenidas 12 personas, mayormente de origen subsahariano y marroquí, y se han efectuado registros en las provincias de Burgos, Lérida y Barcelona, así como tres registros en Portugal, dos en Alemania y una detención en Holanda. 

Han sido identificadas cerca de 1000 víctimas, entre las que se encontraban mujeres y niños y han sido incautados 2 kg de marihuana y se estiman unos beneficios superiores a los 500.000 euros desde el inicio de la investigación.

La operación se inició el pasado 2018 cuando agentes de la Guardia Civil detectaron como una organización se encargaba de trasladar a Francia a un número elevado de migrantes indocumentados y bajo coacciones.

Las víctimas eran mayormente migrantes africanos, entre los que era habitual encontrar menores y mujeres embarazadas. Eran captadas en sus países de origen para trabajar de manera irregular y en precario y eran trasladadas a España desde donde las distribuían a Francia, Bélgica y Alemania, exigiéndoles el pago de unos 500-750€. 

Para asegurar el pago, solían aprovecharse de la extrema vulnerabilidad en la que se encontraban, llegando a abandonar durante un viaje a un menor que no pudo pagar toda la cantidad exigida.

Estructura jerarquizada

La parte de esta organización que se encontraba asentada en España y estaba formada mayormente por ciudadanos subsaharianos que residían en la provincia de Lérida, donde disponían de un piso-patera a cargo del cabecilla de la organización en la localidad de Roselló. Disponían de un segundo inmueble que empleaban de la misma forma en la localidad de Mataró (Barcelona), donde residían los restantes miembros de la organización.

Cada uno de los miembros de esta organización tenía una función diferenciada y obedecían una jerarquía clara. El líder a nivel internacional, apodado “el jefe”, era un individuo de origen centroafricano que residía en Portugal y Alemania. Tenía antecedentes en otros países europeos por favorecimiento de la inmigración irregular y presumía de llevar 25 años dedicándose a la misma actividad. 

Para aumentar los beneficios, montó una estructura societaria e inmobiliaria, que les permitió captar también a inmigrantes asiáticos (generalmente nepalíes, hindús y pakistaníes), que trasladaban desde Alemania a la Península Ibérica, mayoritariamente a Portugal.

Pago del viaje por adelantado

Con esta infraestructura, realizaban viajes Portugal-España- Alemania. Para ello, empleaban furgonetas alquiladas o alguno de los 12 vehículos de la organización a nombre de otras personas, que sobrecargaban con inmigrantes y bidones de combustible, maximizando los beneficios por trayecto. Se han contabilizado unos 90 viajes, con más de 1.000 víctimas.

La organización tenía unas normas muy estrictas en el momento de los desplazamientos. Las víctimas, por ejemplo, debían abonar el pago antes del viaje, no hablar con las autoridades si eran identificados, acordar un destino ficticio o no utilizar sistemas de retención para poder ocultarse rápidamente en caso de presencia policial (especialmente los niños y bebés). Además, los menores de 7 años debían ir sentados encima de otro ocupante.