Carne de caza. Cómo consumirla sin correr riesgos

  • Antes de ser consumida, la carne de caza debe ser inspeccionada por un veterinario.
  • La carne de jabalí puede transmitir triquinosis, una enfermedad causada por un parásito.
Carne de corzo lista para cocinar
Carne de corzo lista para cocinar
Javier Lastras / Flickr
Carne de corzo lista para cocinar

La caza comenzó como una necesidad humana hace miles de años. Hoy día es una afición que practican 800.000 personas en España. La carne de las piezas abatidas se suele destinar a consumo humano, ya sea propio o para comercializar.

En general, podemos distinguir dos tipos de carne de caza: las de pluma (perdices, codornices, patos, tórtolas), y las de pelo, que se dividen a su vez en caza mayor (jabalíes, cueros…) y menor (liebres, conejos…).

Aunque se trata de carnes muy distintas entre sí, debido a sus propiedades nutricionales y su característico sabor, la caza tiene todavía muchos adeptos. Este tipo de carne se caracteriza por:

•Tener menor grasa. Los animales salvajes tienen, por lo general, menos grasa que los criados en granjas.

Más natural, ya que no contienen ningún tipo de químicos artificiales, como antibióticos, hormonas u otras sustancias derivadas de la cría en cautividad.

•Su sabor es mas intenso y ‘auténtico’, sobre todo en el caso de carnes rojas como el ciervo o el jabalí.

•Son ricos en proteínas de buena calidad.

Contienen más cantidad de algunos nutrientes, beneficios para el organismo, como vitamina B12, B6, B3, hierro, magnesio o zinc.

Aun así, no se recomienda consumir más de 150 gramos a la semana de carne de caza debido a la gran cantidad de ácido úrico y láctico que contienen y a la posibilidad de contener plomo debido a las balas con las que han sido abatidos. De hecho, su consumo está desaconsejado en niños menores de seis años y en mujeres embarazadas por este motivo.

¿Puede ser peligrosa?

Sí, pues la carne de caza, aunque no es frecuente, puede transmitir algunas enfermedades, sobre todo por el contagio de algunas bacterias o parásitos. Las más comunes son:

•Triquinelosis. Se transmite a través de un parásito llamado triquina que no se ve a simple vista y cuyo consumo puede ocasionar desde dolores musculares y vómitos hasta complicaciones neurológicas y cardiológicas. Está presente en caballos, cerdos y jabalíes.

•Tularemia. Se transmite a través de las liebres y los conejos y está causada por la bacteria Francisella tularensis. En humanos ataca a la piel, los ojos, los ganglios linfáticos y los pulmones. Es muy contagiosa y puede ser mortal.

•Otras enfermedades pueden ser toxoplasmosis, clamidiasis, botulismo, tuberculosis… pero son muchos menos frecuentes.

Por este motivo, la carne de caza tiene que ser sometida a controles sanitarios antes de su consumo, ya sea propio o para comercializar. 

Cada comunidad establece reglamentos para regular el consumo de carne de caza, en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, tanto las piezas de caza menor como las de mayor tienen que ser inspeccionadas por un veterinario antes de ser consumidas, ya sea para consumo propio o para comercializarla. Y en Andalucía, desde 2018 un nuevo decreto establece unas medidas concretas que deben llevarse a cabo para manipular la carne de caza.

Precaciones a tomar antes de consumirla

Además de cumplir los distintos reglamentos, tanto consumidores como cazadores, tienen que llevar a cabo una serie de precauciones destinadas a garantizar la seguridad del consumo de la carne de caza. La Consejería de Salud de Castilla y León recomienda tomar las siguientes precauciones:

•No consumir carne que no haya pasado por el control de un veterinario, sobre todo si se va a tomar en embutido

Evitar la manipulación de animales muertos, enfermos o con comportamientos no naturales. Además, deberá ponerlo en conocimiento de la autoridad competente.

Usar guantes y mascarillas para manipular carne de liebres y aves hasta que se haya terminado de cocinar.

•Comer la carne de caza preferiblemente cocinada completamente, pues el calor higieniza el alimento. La congelación no disminuye el riesgo de contagio y el microondas no elimina completamente los posibles patógenos.

•Extremar las precauciones en la cocina para evitar la contaminación cruzada con otros alimentos.

No dar nunca de comer vísceras crudas a los perros, pues se podrían propagar enfermedades como la hidatidosis, causada por un parásito.

•Conservar en frío hasta su consumo.

Siguiendo estas recomendaciones, los amantes de la carne de caza podrán disfrutarla sin riesgos para su salud.

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