Aunque nos hemos acostumbrado a tener berenjenas todo el año, lo cierto es que cuando empieza el calor apetece más salirse de las clásicas berenjenas rellenas al horno y apostar por platos más ligeros y que, además de prepararse en un momento, funcionan muy bien como aperitivo o para picar.
Se trata simplemente de berenjena rebozada -ningún invento nuevo- pero laminada lo más fina posible para que quede crujiente en lugar de blandita. Podemos usar una mandolina especial para que queden todas iguales o simplemente usar un cuchillo bien afilado. Cuanto más finas, más crujientes.
Añadiremos queso parmesano (o algún otro queso seco de sabor fuerte) al huevo y el pan rallado. Aunque podríamos hacerlas fritas en la sartén, aconsejamos hacerlas al horno sin nada de aceite. De este modo el queso suelta su grasa, quedan igual de crujientes y sabrosas, y nos ahorramos la fritanga.
Ingredientes
- 1 berenjena grande
- 100 gr. de queso parmesano
- 1 huevo
- Pan rallado
Preparación
Precalentamos el horno a 200º con calor arriba y abajo. Lavamos la berenjena y la laminamos lo más fina que podamos intentando hacer un grosor similar en todos los cortes.
Rallamos el queso parmesano y lo ponemos en un plato. Batimos un huevo en un bol o plato hondo. Llenamos un plato plano con pan rallado.
Rebozamos la berenjena primero con el huevo, después con el queso y por último con el pan rallado. Vamos colocando la berenjena en una bandeja de horno sobre papel sulfurizado.
Horneamos durante 10-15 minutos o hasta que veamos que el queso empieza a tener color rojizo. Sacamos del horno, dejamos templar y listas para servir.
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