Los dentistas alertan sobre la 'kombucha', una de las bebidas de moda

La kombucha consiste en un té fermentado con especies de hongos y bacterias.
La kombucha consiste en un té fermentado con especies de hongos y bacterias.
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La kombucha consiste en un té fermentado con especies de hongos y bacterias.

Empieza a verse por todos lados y a estas alturas seguro que la mayoría ya se ha cruzado con alguna botella de kombucha. Probar esta especie de té fermentado o entender qué es ya es otro tema, pero está claro que estamos ante una de las bebidas de moda que va a dar mucha guerra en los próximos años porque promete curarlo casi todo, desde la artritis hasta la hipertensión, por mucho que no haya evidencias científicas que sustenten estos supuestos beneficios.

En principio se trata de un té al que se añade azúcar (entre un 2 y un 7%)  y luego se fermenta con bacterias y levaduras, que se alimentan de ese azúcar produciendo ácido láctico y un poco de alcohol (del 0,5 al 2%). El grado de azúcar, alcohol y ácido va a variar en función de la kombucha en concreto que sea.

Una bebida probiótica que, precisamente por eso, ha conseguido una notable fama de alternativa sana a los refrescos repletos de azúcar y, por supuesto, a las bebidas alcohólicas.

¿Pero es todo tan bonito como lo pintan las cada vez más numerosas marcas de este incipiente mercado? Pues según algunos dentistas no porque, tal y como alertan, el efecto de esta bebida fermentada sobre los dientes es similar al de los refrescos (los azucarados tienen en torno a un 10% de azúcar).

Aunque algunas variedades de sabores llegan ya bien cargadas de azúcar, el problema no está ahí sino en la acidez de esta bebida, explican los dentistas. El pH ácido -señalan- hace varíar las condiciones de la boca de quien lo consume, creando un caldo de cultivo perfecto para que las bacterias se reproduzcan.

El efecto es similar al de las bebidas energéticas y refrescos con los consiguientes peligros de proliferación de caries, gingivitis o manchas en el esmalte de los dientes.

¿Soluciones? Beber menos, claro, utilizar una pajita (ojo con las pajitas de plástico que tanto contaminan el medioambiente y están en proceso de prohibición) para minimizar el contacto con los dientes, y enjuagarse la boca después de beber.

Es verdad que por ahora se trata de opiniones de profesionales del sector sin un estudio suficientemente amplio que certifique estos efectos secundarios dentales. También es cierto que la kombucha está lejos de ser una bebida masiva, con lo que habrá que esperar todavía un tiempo para comprobarlo sobre el terreno. En cualquier caso, hecha queda la advertencia ante la que aspira a ser la nueva bebida de moda y, además, con la etiqueta de saluable.

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