Pensar en Semana Santa es, inevitablemente, pensar en torrijas. Pero, con lo ricas que están, ¿por qué solo se comen en esta fecha religiosa?
La primera vez que el término "torrija" aparece por escrito fue en el texto del poeta y autor teatral salmantino Juan de la Encina. Durante siglos, fueron alimento de pobres y su sobriedad las convirtió en combustible perfecto para algunos días de Cuaresma, durante los cuales la Iglesia católica prohíbe a sus fieles el consumo de carne.
Después de la Guerra Civil, la escasez y la obligatoriedad de conmemorar esta celebración religiosa confluyeron en este producto idóneo.
No se sabe muy bien por qué se come este dulce en Semana Santa. Probablemente se convierte en un dulce típico de Pascua porque se parece a la carne, un alimento totalmente prohibido en Cuaresma y seguramente se incluyó este alimento como consecuencia de la abstinencia de algunos alimentos y bajo la necesidad de aprovechar el pan sobrante.
Aunque parezca algo muy de los españoles, hay otros países en los que también se comen, aunque con un nombre diferente: en Francia las llaman "pain perdu", mientras que en Holanda las denominan"gewonnen brood"; en Canadá "pan dorado"; y en EE UU y México las conocen como "French toast" o "pan francés"; en Argentina y Uruguay les dicen "torrejas"; y en Portugal se llaman "rabanadas" y se comen durante Navidad.
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