¿Se puede localizar un radar móvil sin usar un dispositivo electrónico?

Si bien es cierto que las normas al volante están para cumplirlas a rajatabla (de ello depende nuestra seguridad y la del resto de conductores), hay en ocasionares en las que una leve falta provocada por un despiste (que no las ganas de correr) pueden acabar en multa. Con el anuncio de que la DGT colocará este año más radares en las carreteras, conviene extremar las precauciones si uno no quiere ser 'cazado' por haber superado en unos pocos kilómetros en la velocidad.

Más allá de la regla del Siete, basada en la teoría de que como los radares móviles cuentan con un margen de 7 kilómetros se puede circular a esa velocidad (en lugar de a 90 km/h a 97), se puede advertir la presencia de estos controladores atendiendo a una serie de características que, en un momento dado, nos pueden salvar de una multa.

Los radares móviles son vehículos de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil destinados específicamente a la vigilancia de la velocidad. Para ello, cuentan con un dispositivo capaz de medir la velocidad de los coches, hacer una foto y, posteriormente, emitir la correspondiente sanción; pasando además muy desapercibidos en las carreteras (a no ser que graben de manera continua el tráfico, que entonces, según el Real Decreto 596/1999, deberán estar señalizados siempre). Pero hay algunos detalles que les deltas.

Estos vehículos, por ejemplo, suelen situarse en arcenes y cunetas, en las incorporaciones o en las islas que se forman entre quitamiedos: lo importante es que pasen desapercibidos sin poner en riesgo la circulación. Con preferencia por los modelos Citroën C4 y C5, Opel Insignia, Peugeot 308 y 508 o Renault Megane y Laguna, entre otros, los radares móviles suelen contar con dos antenas, la de serie y la de la emisora, lo que puede dar pistas a la hora de reconocerlos. Además, si el copiloto se gira (o la luna trasera no está pintada) es posible que se vea sobre el salpicadero el pequeño dispositivo encargado de hacer las fotos.