Con una superficie lisa y brillante, este tejido es un clásico entre los looks de fiesta, por lo que encontrar prendas de estas características en las tiendas de España es muy habitual. Hablamos de las prendas de satén.
De origen chino, la textura suave y el sutil brillo tan característico del satén, pusieron el foco en este tejido como el favorito para camisones, ropa interior, batas y ropa de cama. Sin embargo, su aplicación en prendas como blusas, faldas, vestidos e incluso pantalones es muy habitual de cara a eventos más elegantes.
El satén: el tejido más íntimo y festivo
Tradicionalmente hecho de seda, su uso se extendió a Europa a través de la Ruta de la Seda. Mediante estos canales, los productos recorrían Euroasia desde oriente hasta occidente. Es por eso que este producto se asociaba a la gente pudiente, utilizada para hacer trajes de la nobleza y la realeza.
Actualmente, el satén se produce utilizando hilos de seda, algodón o poliéster, incluso con nylon. De este modo, se incluyen fibras sintéticas que abaratan su coste. Se fabrica mediante un sistema llamado ligamento de satén, cuyo hilo de trama pasa por cada cuatro hilos de urdimbre, así las pasadas son mucho más largas en los hilos exteriores. Este método de tejido permite que las fibras formen una superficie lisa y brillante.
¿En qué se diferencian el satén y la seda?
El satén y la seda son términos que a menudo se confunden. La seda es una fibra natural producida por las larvas de ciertos insectos, como el gusano de seda, conocida por su suavidad, brillo natural y resistencia, es una de las fibras naturales más fuertes. La seda se usa para hacer una variedad de tejidos, incluyendo el satén.
El satén, en cambio, no es un tipo de fibra, sino un tipo de tejido. Se caracteriza por su superficie lisa y brillante, resultado de un patrón de tejido específico. Aunque tradicionalmente se hacía con seda, el satén moderno puede estar hecho de una variedad de fibras sintéticas.
Este tipo de tejido es algo delicado, por lo que hay que tener cuidado en el lavado y secado y, sobre todo, con la plancha. Para quitar las arrugas, lo mejor será plancharlo del revés a una potencia muy baja y con un paño encima. En muchas marcas recomiendan el lavado a mano o directamente lo desaconsejan, según su composición.
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