Fue durante la década de los 90 cuando las mujeres más atrevidas se animaron a hacerlo, aunque ya en los 70 empezó como un acto feminista. No llevar sujetador comenzaba a verse como algo habitual entre las 'celebrities' y modelos más observadas de la época, que consiguieron que este gesto, más que una moda, se viera como una reivindicación hacia la libertad femenina de vestir como cada una quisiera.
Así fue como comenzamos a ver a grandes (y conocidas) mujeres lucir con orgullo prendas sin sostén. A la cabeza se nos vienen nombres como el de Sarah Jessica Parker, que en ese momento estaba en uno de los puntos más álgidos de su carrera por Sexo en Nueva York; a Jennifer Aniston, que protagonizaba una de las series más míticas de la historia de la televisión como es Friends;o a Kate Moss, como una de las modelos más reconocidas a nivel mundial. Sin embargo, desde aquel entonces hasta ahora han sido muchas más las que se han sumado a este listado, como Rigoberta Bandini, Rihanna, Kim Kardashian, Emily Ratajkowski, Chiara Ferragni o Zendaya, entre tantas otras.
Prendas como camisetas de algodón o 'slip dress' empezaron a lucirse al natural, y en pleno 2023 la tendencia 'braless' ya está más que asentada. Acontecimientos como la pandemia del coronavirus, y su respectivo confinamiento en 2020, han ayudado a que muchas mujeres que, quizás antes no se lo habían planteado, ya no utilicen sujetador. La moda 'comfy' (protagonizada por prendas amplias) llegó al 'street style', y dentro de esta estética, como es evidente, el uso del sujetador dejó de verse como algo 'obligatorio'.
Sin embargo, y a pesar de todo ello, en la actualidad parece que hay quien todavía cuestiona la dignidad de la ausencia del sostén en los looks. La última criticada por vestir sin esta prenda interior ha sido la política Ione Belarra. La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 acudió el pasado domingo, junto a Irene Montero, a un acto convocado por Podemos con motivo de hablar sobre el consentimiento en el contexto de la ley Solo sí es sí.
A pesar de la polémica del texto legal, la postura de Podemos no fue lo más comentado, sino que fue la vestimenta de Belarra lo que marcó el debate en redes sociales. La política llevó una camiseta en tono lila con la que se intuía la silueta de sus pechos sin sujetador. Fue Bertrand Ndongo, militante de Vox, el que compartió en Twitter la fotografía que Belarra y Montero se tomaron, y con la que preguntó si "en serio" la secretaria general de Podemos no llevaba sostén, cuestionando así su decisión personal de vestimenta.
Porque la obligación de llevar sujetador está escrito en el mismo código de honor que mantener relaciones sexuales si te fuiste a casa con él.
— Ione Belarra (@ionebelarra) February 6, 2023
Basta de avergonzar a las mujeres, basta de violencias. https://t.co/5NuiuKoTF2
Como era de esperar, los comentarios hacia este tuit del militante de Vox no tardaron en aparecer. Y, por su parte, la propia Ione Belarra tampoco dudó en defenderse. La ministra citó el comentario para reivindicar que "la obligación de llevar sujetador está escrito en el mismo código de honor que mantener relaciones sexuales si te fuiste a casa con él" y pedir que se deje de "avergonzar a las mujeres" y de promover las "violencias".
El de Vox, lejos de pedir disculpas a la ministra por su crítica, decidió contestar que ella "no es su tipo" y que "ni con un láser la rozaría", así como reclamándole, en esta misma respuesta, "una conducta digna". Pero, ¿es la tendencia 'braless' una conducta indigna? Desde el punto de vista de la moda, no solo está bien vista, sino que es una de las propuestas más repetidas incluso sobre las pasarelas más sofisticadas de la alta costura. En este sentido, firmas como Oscar de la Renta, Schiaparelli o Valentino incluyen en sus colecciones diseños totalmente transparentes que las modelos lucen sin sujetador y que, además, cada vez vemos más en las alfombras rojas de los eventos más importantes del mundo.
Por tanto, junto a todo el recorrido histórico de la tendencia, es así como el hecho de no llevar sostén se confirma como un gesto de liberación del cuerpo femenino que tantas mujeres llevaban buscando a lo largo de los años y que, según parece, seguiremos viendo cada vez más.
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