Laura Pedro, ganadora de dos premios Goya: "Ya no tengo miedo a incomodar: he aprendido a poner límites"

Hablamos con la supervisora de efectos visuales de 'La Sociedad de la Nieve', que se estrena hoy en Netflix, sobre cómo manejar la presión, cómo aprender a frenar y cómo hacer que lo invisible brille.

Laura Pedro, supervisora de efectos visuales
Laura Pedro, supervisora de efectos visuales
Manuel Alvite Waisman
Laura Pedro, supervisora de efectos visuales

¿Es posible lograr que lo invisible sea precisamente lo más llamativo y, paradójicamente, palpable e incluso visible? Laura Pedro, supervisora de efectos visuales que forma parte de El Ranchito desde 2015, se ha convertido en una experta en este complicado arte. Ganadora de dos premios Goya, este año repite nominación gracias a La Sociedad de la Nieve, largometraje por el que acaba de recibir un European Film Award y por el que podría incluso ganar un Oscar, algo que jamás había pasado en la historia del cine español.

Junto a Félix Bergés, se encuentra en la 'shortlist' de los diez seleccionados para optar a la estatuilla más codiciada del cine. Será en el mes de febrero cuando sepamos si la catalana irá a Hollywood para ver si, una vez más, hace historia, esa que lleva construyendo desde que se graduó en la ESCAC.

Anatomía de una leyenda en construcción

Ser un referente del universo cinematográfico no ha de ser fácil, pero serlo a tiempo real y en pleno proceso de construcción ("estoy en clave WIP -work in progress-", asegura), lo ha de ser mucho menos. No son sólo los galardones los que avalan su maestría, sino que el mundo del Séptimo Arte sabe y recuerda constantemente que, a sus 34 años, hablamos de una mujer que ha cambiado ya la forma de hacer cine en nuestro país y ha allanado el camino para las nuevas generaciones, que ya se encuentran con menos trabas gracias a su labor. Cuando le preguntamos cómo se gestiona ser un referente, se sonroja tanto que nos preguntamos si habría efectos visuales capaces de camuflar semejante rubor.

Laura Pedro en el rodaje
Laura Pedro en el rodaje
Cortesía

"No es algo que lleve especialmente bien, porque si ya de normal vivo con presión por dar la talla, por no ser la rara y cumplir con ciertos estándares, todo lo que está pasando me incomoda. A día de hoy, sigo sin poder celebrar nada", dice Pedro. "En realidad, en España somos bastante expertos en hacer efectos invisibles. A mí lo que me peta el ego es que la gente no sepa que estamos. En esta película hemos trabajado en casi mil planos y realmente me he obsesionado en que fuera lo más real posible…", asegura.

Ser un referente es complicado, pero ser un modelo a seguir para tantas personas del mundo del cine tampoco ha de ser pan comido. "Confieso que es algo que me sobrepasa, pero es positivo. Cuando me escriben madres, padres o estudiantes para hablar sobre mi trabajo, compruebo que aunque creemos que nadie ve lo que hacemos, en realidad se ve, por lo que es algo de lo que se puede hablar y reconocer. Pero en realidad, esto es también cosa de los medios, que son quienes tienen que darnos voz", asegura.

Laura Pedro y Félix Bergés
Laura Pedro y Félix Bergés
Quim Vives

Desde que ganara su primer Goya por Superlópez (quizás lo recordéis como el momento en el que Berto Romero y David Broncano entregaron el galardón colgados de unas cuerdas, una desastrosa decisión que bien podría ser el equivalente patrio del 'mansplaining' de Kanye West interrumpiendo el discurso de Taylor Swift en los MTV VMAs), lo cierto es que el universo de los efectos, hasta ahora silencioso e invisible, ha alcanzado el espectro especial y la atención de los medios de comunicación… Y ha sido, en gran parte, por ella.

El poder de alzar la voz

El universo técnico sigue estando fuertemente masculinizado, aunque afortunadamente, las cosas están cambiando al haber cada vez más mujeres en todos los equipos. "En la película había un mix equilibrado de jefes y jefas de departamento. Ya no sé si es por ser joven, por ser mujer o por ambas razones, pero todavía tienes que hacer que te escuchen. A lo largo de todos estos años de experiencia, he ido generando una confianza; voy formándome y haciendo proyectos. Aunque tenga una relación cercana y personal con J. A. Bayona, pues nos comprendemos muy bien, esta relación no siempre es a ciegas. Hay que demostrar constantemente que lo que estás proponiendo tiene sentido. Félix Bergés tiene mucha más experiencia que yo, pero igualmente, tiene que demostrar cada decisión: hay que ganarse a diario la confianza de los demás. Tengo que reconocer que por ser mujer me encuentro con ciertas formas de decir las cosas por parte de según qué personas que no son las correctas… Y he tenido que dar un toque de atención. Ya no me callo. Me he hecho mayor, he madurado y aprendido a poner límites. No es fácil, pero estoy en ello", asegura. 

La sociedad sigue penalizando a las mujeres que alzan la voz: como dijo Sheryl Sandberg, exdirectora de operaciones de Facebook, "cuando una mujer habla en el terreno profesional, está en la cuerda floja. O apenas se la escucha o se la juzga como demasiado agresiva". Sin embargo, Laura Pedro ha aprendido a hacerlo y a liberarse de esa especie de mandato no escrito, pero existente, por agradar.

"Ya no tengo miedo a incomodar, y al perderlo, en lugar de ir con pies de plomo, digo lo que estoy pensando. Muchas veces, cuando compartes la idea con otros departamentos, te das cuenta de que no estabas en lo correcto, pero se genera un debate entre todos para llegar a la mejor versión. Una película es un trabajo de equipo, un lugar en el que cada uno de nosotros podemos aprender a expresarnos y a intercambiar ideas sin olvidarnos jamás de la importancia de escuchar al otro. En realidad, la película también habla de esto. La gente podría pensar que los efectos son la parte fuerte del largometraje, pero en realidad es una mirada profunda y casi quirúrgica a las relaciones humanas. En definitiva, creo que estoy en el punto en el que puedo decir que he perdido ese miedo", asegura. 

Laura Pedro en el rodaje de "La sociedad de la nieve"
Laura Pedro en el rodaje de "La sociedad de la nieve"
Quim Vives

"Ha sido un rodaje en el que dependes a diario de la montaña. La montaña decide a diario dónde te pone, te dice si un día puedes subir, si te echa de ella…. Si ya de normal en este trabajo hay que responder muy rápido, he tenido que aprender a lidiar con que la montaña decidía por nosotros; teníamos reuniones a altas horas de la noche para saber cómo actuar y he evolucionado en esta estructura de marcaje y de no callarme. Si lo que me dices creo que no es correcto, te lo digo", añade.

Y vaya si lo dice. En cada entrevista se asegura de recordar la importancia de que los departamentos técnicos cuenten con voces femeninas, sin dejar de señalar que en España cada vez avanzamos más hacia ese camino, porque es tan importante reflexionar sobre lo que ocurre y dar golpes sobre la mesa como aplaudir los avances. Suponemos que cuando en tu trabajo has de borrar las 'trampas' para que todo parezca real, una se termina por acostumbrar a ver la realidad también así: como una travesía repleta de atajos y trampas escondidos. Eso, por cierto, tampoco ha de ser fácil, porque vivir una realidad siendo tan consciente de la trampa y el cartón, exige tener la cabeza bien amueblada.

Cuando regresó de Sierra Nevada tras cuatro meses de rodaje (inmersa en el proyecto desde 2018, han sido muchos los meses y lugares necesarios para dar forma a esta película), se dio cuenta de que la persona que volvía a casa no era la misma que se había ido.

Imagen del rodaje de La Sociedad de la Nieve
Imagen del rodaje de La Sociedad de la Nieve
Quim Vives

"Fui consciente de lo 'heavy' que es este trabajo y del desgaste emocional que implica. Gracias a este despertar, empecé a ir a terapia", asegura Pedro, que en Estirando el chicle, profundizó en el tema al asegurar que cuando volvió, cuando sus allegados le decían que la echaban de menos y le daban un abrazo después de cuatro meses fuera de casa, se sentía extraña.

"Me sentía un monstruo por sentir que no les echaba tanto de menos. Lo que de repente sí echaba en falta, por el contrario, era despertar a las seis de la mañana e ir a pasar frío a la montaña. Lo maravilloso de este rodaje es que las relaciones nuevas que he forjado, en su gran mayoría, se han quedado, porque en este rodaje hemos tenido que hacer familia a tal extremo que mantengo relaciones de amistad. Es la primera vez que me pasa, porque son amigos de verdad", asegura. 

En realidad, no necesitamos que pasen los meses para saber si Laura Pedro volverá a hacer historia, porque con su trabajo la está haciendo constantemente… Y eso, de nuevo, no ha de ser fácil, porque hay 'masterclasses' y libros para ser absolutamente cualquier cosa, pero no para ser una leyenda… Y ella es precisamente eso: una leyenda en constante construcción.

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