La maternidad comporta una crisis psicológica, durante la cual se reactivan los conflictos infantiles, la relación vivida con los propios padres. La mujer se pone en contacto con emociones intensas y contradictorias.
Neus García Guerra
- Psicóloga en Barcelona y miembro de Top Doctors
Hipersensibilidad
La identificación con la madre tiene influencia en el desarrollo del embarazo. Desde el inicio de la gestación, el estado de ánimo de la mujer tiende a manifestar hipersensibilidad que se manifiesta tanto a nivel físico como a nivel psicológico.
Durante el embarazo los procesos psíquicos se movilizan y generan manifestaciones somáticas: vértigo, náuseas, palpitaciones, vómitos…
Cambios de humor
La historia de vida de la mujer y el contexto en el que se encuentra influyen en las emociones que aparecen. Los cambios de humor corresponden también a la adaptación a una nueva realidad, que genera ansiedades, inseguridades e inquietudes. Hay reacciones de adaptación que se presentan a través de la labilidad, pesimismo, preocupación por la salud y también por quejas somáticas.
Pérdida del estado anterior
Se aprecian en múltiples ocasiones sentimientos de tristeza por la pérdida del estado anterior, la independencia y el atractivo personal y al mismo tiempo hay una tendencia a elevar la autoestima de la mujer cuando vive el embarazo como una ganancia. Se vive una ambivalencia de los sentimientos que emergen y esto provoca una sensación de desconcierto.
Lo que se ha descrito hasta ahora, en principio es transitorio, se encuentra supeditado al embarazo, es frecuente y evoluciona durante el periodo de gestación.
Ahora bien, cuando la sintomatología que sufre la mujer interfiere la adaptación a su estado y la hipersensibilidad es tan intensa que llegar a ser sufrimiento, con un descenso del estado de ánimo, un desinterés por la vida y una disminución del amor propio. Con reproches y críticas hacia ella misma. Significa que está sufriendo una depresión. Es frecuente una tendencia a la exigencia de perfección y a verse inadecuada. Es posible que dicha depresión se manifieste también a través de múltiples síntomas somáticos.
Tratamiento: aliviar el sufrimiento
El tratamiento consiste en aliviar el sufrimiento y el sentimiento de culpa que comporta una tortura que llega a ser insoportable. Se trata de estimular la esperanza para proteger a la persona de sí misma, ya que, ella, es su peor enemigo.
La mujer revive ciertas etapas precoces de su historia, se acerca a sus propios padres. El embarazo y el postparto revelan a veces un trastorno más antiguo, pero aún no tratado.
La mujer embarazada vive un estado de hipersensibilidad emocional que hace que las fantasías se encuentren más cerca de la conciencia y las defensas debilitadas. Esto hace a las embarazadas más vulnerables y con tendencia a descompensarse, pero también permite realizar cambios psíquicos rápidos en las terapias.
Trabajar con la adulta sobre la niña que ella fue
Durante esta etapa, es sobre todo la identidad del adulto la que está en primer plano del trabajo psíquico. Vamos a trabajar con la adulta sobre la niña que ella fue y sobre los conflictos no resueltos de su infancia.
La mujer embarazada que sufre depresión no es responsable de su estado. El sentimiento de culpa es una consecuencia de la depresión, no es la causa. El entorno de la embarazada la puede responsabilizar y esto aumentaría el sentimiento de soledad e incomprensión.
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