España es uno de los países con más divorcios a nivel mundial, y aunque el número ha disminuido durante los últimos 3 años, los datos demuestran que se producen 47 divorcios por cada 100.000 habitantes.
Las mujeres pueden tener más dificultades que los hombres para adaptarse emocionalmente al divorcio o a la ruptura de una relación en la edad adulta, ya que los patrones de consumo de antidepresivos son indicativos de ello, según sugiere un estudio de la Universidad Médica de Chongqing, China.
Aunque ambos sexos aumentaron el consumo de antidepresivos en el período previo e inmediatamente posterior a un divorcio, ruptura o duelo, el consumo de estos fármacos fue mayor en las mujeres que en los hombres. Aunque la nueva pareja se asoció a una ligera reducción del consumo de antidepresivos en ambos sexos, fue especialmente efímera en el caso de las mujeres, según indican las conclusiones del estudio.
¿Cuál es la edad de más divorcios?
Los investigadores han señalado un aumento del "divorcio gris", es decir, la separación de parejas de mayores de 50 años, algo que influye indudablemente en las nuevas parejas.
Es cierto que la depresión es uno de los problemas de salud mental más vigentes en España, y no solo en los jóvenes. Según este estudio, publicado en el Journal of Epidemiology & Community Health, durante las etapas posteriores de la vida también es frecuente, y se calcula que entre el 10 y el 15% de los mayores de 55 años experimentan síntomas depresivos clínicamente significativos.
Sin embargo, pocos estudios han analizado el impacto psicológico del divorcio, la ruptura de una relación, el duelo o una nueva relación en el consumo de antidepresivos.
Por ello, los investigadores decidieron rastrear los patrones de uso de antidepresivos entre 1996 y 2018 en 228.644 mayores finlandeses, de entre 50 y 70 años, que habían pasado por un divorcio, una ruptura de pareja o un duelo, y el impacto de volver a formar pareja en aquellos que lo había hecho.
En total, 85.031 (37%) estaban de duelo; 75.009 (33%) se divorciaron; y 68.604 (30%) dejaron de vivir con su pareja como consecuencia de una ruptura. Posteriormente, 53.460 personas iniciaron una nueva relación en un plazo medio de 2 a 3 años: 31.238 tras una ruptura; 15.958 tras un divorcio; y 6.264 tras el fallecimiento de su pareja.
Se descubrió que el consumo de antidepresivos aumentaba en los cuatro años previos a la ruptura de la relación en ambos sexos. La proporción de mujeres que tomaban antidepresivos en el periodo previo al divorcio aumentó un 7%, frente al 5% de los hombres. En el caso de la separación de hecho, el consumo de antidepresivos aumentó un 6% en las mujeres y un 3,2% en los hombres.
Antidepresivos en el divorcio
Un año después de la ruptura, el consumo de antidepresivos descendió al nivel que tenía 12 meses antes de la ruptura. Posteriormente se mantuvo en ese nivel entre los hombres. Pero en el caso de las mujeres fue diferente, ya que disminuyó ligeramente inmediatamente después de la ruptura, pero volvió a aumentar a partir del primer año.
Los investigadores también analizaron el consumo de antidepresivos tras una nueva relación de pareja. Se observó un descenso en hombres y mujeres tras iniciar una nueva relación, pero en el caso de las mujeres fue de corta duración.
Aunque estos datos por sí solos sugieren que las mujeres pueden tener más dificultades que los hombres para adaptarse al divorcio y las rupturas en la edad adulta, es importante tener en cuenta algunos detalles.
Se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer la causa. Además, los investigadores reconocen varias limitaciones en sus conclusiones, como la imposibilidad de tener en cuenta el número y la duración de las relaciones de pareja.
Las redes de apoyo familiar y las condiciones de vida, que no se examinaron en profundidad, también pueden haber influido en el consumo de estas drogas.
Qué pierde la mujer tras la separación
Cabe destacar que existen diferentes razones por las que las mujeres tienen más tendencia a sufrir más durante este proceso, y que no tienen nada que ver con el uso de antidepresivos, como la desigualdad en la pareja (generalmente heterosexuales), y, por lo tanto, la pérdida de recursos y autonomía.
Un estudio diferente publicado en la National Library of Medicine sugiere que la tensión desproporcionada de los hombres por el divorcio es transitoria, mientras que la de las mujeres es crónica.
El ámbito clave en el que surgieron grandes y persistentes diferencias de género fueron las pérdidas desproporcionadas de ingresos familiares de las mujeres y los aumentos asociados de su riesgo de pobreza y de ser madres solteras.
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