Las multas de tráfico no son un regalo de buen gusto para nadie, pero es a lo que nos toca enfrentarnos cuando cometemos una infracción. A veces, las sanciones vienen acompañadas de pérdida de puntos en el carnet de conducir, si bien por el contrario pueden incluso quedarse en la mitad de la sanción económica propuesta si las pagamos en el periodo conocido como pronto pago.
Si, por otro lado, decidimos recurrir la multa, deberemos ser conscientes de que perdemos el derecho a la reducción del 50% del coste de la sanción, así que deberemos sopesar si, realmente, nos sale rentable recurrir la propuesta sancionadora.
Hay varios motivos por los que se puede recurrir una multa de tráfico, de forma o de fondo. Desde la asesoría Pyramid Consulting apuntan a las pruebas que podrían servirte para ganar el recurso y librarte de pagar una multa de tráfico.
Pruebas para comprobar la veracidad de una multa
- Prueba testifical y ratificación. Cuando nos entregan la denuncia en mano, se da automáticamente por notificada. La prueba testifical del agente es la prueba principal que acreditará la veracidad de la denuncia, por eso debe constar siempre en el expediente. De no presentarte la testifical o de contener fallos, se podría estar incluso vulnerando el principio de presunción de inocencia, lo que podría conllevar a la anulación de la denuncia y de la multa.
- Dos fotografías de radar. Cuando nos han puesto una multa de velocidad detectada por un radar, la jurisprudencia obliga a que en la denuncia aparezcan dos fotografías de momentos distintos a la infracción (basta con un segundo de diferencia). Una foto tiene que mostrar todo el vehículo y la otra, la matrícula, peor la segunda no puede ser una ampliación de la primera. Si a nuestra denuncia le faltan fotos o similar, podremos anularla.
- La certificación del radar. El cinemómetro que nos ha sancionado debe estar reglado y calibrado según el reglamento y tenemos derecho a pedir esta certificación. Igualmente, es posible que la persona que se encontraba manipulando el radar no estuviera cualificada para ello, lo que podría anular la sanción.
- La práctica de pruebas. Pedir las pruebas que han motivado la sanción, como por ejemplo las que certifiquen que hemos aparcado mal o similares, también puede ser útil para comprobar que, efectivamente, nos merecíamos la multa que nos ha llegado.
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