Barcelona se queda sin patinetes eléctricos compartidos: estas son las claves de la decisión

Después de varios años deliberando, el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido retirar de sus calles los patinetes de uso compartido, mientras que sí mantiene las bicis de sharing municipal.

Una usuaria del patinete eléctrico en la Avenida Diagonal de Barcelona.
Una usuaria del patinete eléctrico en la Avenida Diagonal de Barcelona.
Alèxia Vila / ACN
Una usuaria del patinete eléctrico en la Avenida Diagonal de Barcelona.

Los patinetes eléctricos son los vehículos de movilidad personal que más se han popularizado en los últimos años. Su protagonismo en las ciudades ha crecido de manera meteórica, tanto que han necesitado una regulación y normativa propias, gracias a sus enormes ventajas para circular en entornos urbanos. Son eléctricos, se pueden cargar en casa, tienen autonomía suficiente para los recorridos diarios y no se enfrentan a problemas de aparcamiento, pago de seguros y un largo etcétera. 

La posibilidad convertir estos vehículos en una opción más de movilidad compartida, como son las bicicletas o los scooters eléctricos, no pasó desapercibida en su momento, por lo que numerosas empresas (Reby, Bolt, Lime...) aprovecharon el auge de los patinetes eléctricos para ofrecer estos VMP en modalidad de alquiler por minutos. Las ciudades con mayor oferta han sido, cómo no, Madrid y Barcelona, aunque en esta última se acaba de tomar la decisión de que no haya más patinetes compartidos eléctricos en sus calles.

Después de varios años deliberando sobre el uso de los patinetes eléctricos compartidos, el gobierno de Barcelona ha decidido cerrar la puerta a las empresas de patinetes de sharing en la ciudad. Sí que se podrán utilizar los patinetes privados, pero no habrá más oferta de VMP compartidos en Barcelona. Hay otra serie de medidas que ponen trabas al uso del patinete en general, como por ejemplo la prohibición de subirlos en los transportes públicos bajo sanción de 200 euros, una medida que el RACC espera que deje de aplicarse el próximo mes de noviembre.

Las empresas ya habían dejado de ofrecer sus servicios a la espera de una normativa que regulara su uso, ya que el Ayuntamiento lleva varios años estudiando cómo regular las licencias y concesiones para que estas apps puedan operar. Lo que sí se va a poder seguir utilizando son las bicicletas compartidas, de gestión municipal, de Bicing y la nueva iniciativa de bicis eléctricas, AMBici, que se extiende por un total de 15 localidades metropolitanas alrededor de Barcelona.

Las razones de Barcelona para negar los patinetes eléctricos compartidos

La principal razón que ha dado el gobierno de Barcelona para cerrar la puerta a las empresas de patinetes eléctricos de uso compartido es la tensión que estos vehículos generan en el espacio público. En otras palabras, los patinetes eléctricos de alquiler quedan estacionados en la calle para su uso y esto ocupa aceras y plazas de manera desordenada, algo que altera la ordenación del espacio público en la que está trabajando el actual consistorio según declaró Laia Bonet, concejal de Movilidad, en El Periódico.

El segundo argumento esgrimido es que los patinetes eléctricos compartidos pueden empeorar la seguridad vial ya que cualquier usuario, aun sin conocimientos sobre el tráfico urbano, puede alquilar y circular con uno de estos VMP, poniéndose en riesgo a sí mismos y al resto de peatones y conductores. 

Si bien esta afirmación puede ser cierta, la regulación y normativa a nivel nacional y la tecnología que equipan estos VMP, que pueden ser geolocalizados con facilidad, podrían poner freno a las infracciones cometidas por sus usuarios. 

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